El soporte del almófar: No hay piezas mal hechas, lo que pasa es que aún no sabes para qué sirven
Porque el armero novato jamás tira nada a la basura: lo recicla. De hecho, suele reciclar la basura del prójimo. Incluso cuando el prójimo no se deja. Ocasionalmente, hasta se enfanda porque piensa que eso que estás reciclando no es estrictamente basura.
Como ya he comentado, hubo un pequeño problema de diseño en cuanto a las dimensiones del segundo spangenhelm, problema que lamentablemente acabó en la repetición de la cruz principal del marco.
¿Y qué vas a hacer con esa primera pieza, ya cortada y a medio formar? ¿Tirarla a la basura? ¡Qué infamia! ¡Si hasta los calcetines con tomates los reciclo como trapos para engrasar botas, cómo voy a tirar semejante cacho hierro!
Porque el cacho hierro tiene cierta forma de testa... oye, a lo mejor sirve para sujetar ese almófar que tengo colgando de un escudo decorativo... tal vez con un par de chapas por aquí y por allá...
¡Si! Lo primero que tienes que hacer es cortarlo para que tenga unas dimesiones más cercanas a tu cabeza, sin nasales ni zarandajas, y que así dé forma al almófar.
Hay que darle una forma cercana a una cabeza. Más pequeño, menos pepinoide... Vale, eso es fácil. Un poco de apretar con las manos, dos o tres martillazos en el sitio correcto... ¡listo! ¡El marco básico está terminado!
Lo primero que se te ocurre es completar el marco a base de láminas de chapa. Mala idea, una chapa tan estrecha resulta sorprendentemente difícil de manejar. Después de varios intentos, acabas por arrancar los remaches que ya has puesto y buscas alternativas más maleables.
Como el alambre.
Si, puedes hacer algunos taladros en la chapa y pasar un alambre, a ser posible gordito, para que no se deforme con el peso del almófar.
Con eso, formarás un capacete que habrá que unir a una base similar a la del primer yelmo. Unos cortes de madera, un poco de betún de judea, y la cosa prospera.
Nótese que en la foto se puede apreciar un par de guantes de látex manchados con el betún de judea. ¿Os creíais que no iba a aprender de mis errores? Podéis llamarme Axil Manos Pálidas.
El caso es que se monta todo el invento a base de los oportunos tirafondos y arandelas, y queda un invento un tanto ortopédico como el de la foto de abajo
Vale, está todo un tanto chapus. Y es que, por mucho que uno se esfuerce, la auténtica fiesta de los maniquíes está mucho más allá de mi alcance, no te esfueeeeerces, por favor!
Fiesta de los maniquíes, tensa el alambre por detráaas
Fieeesta de los maniquíes, retuercelo con un alicáaaaaa
Fiesta de los maniquíes, si el inveeento está torcido
Fieeesta de los maniquíes, lo endereces poooor favooor
Pues eso, te curras un soporte adecuado con forma de cabeza.
Hay dos opciones: dejar el almófar colgando por completo de un soporte alto, o hacer un soporte bajo de forma que la mantilla rebose por el suelo. En mi caso, y dado que el invento iba a estar en lo alto de un armario, me quedé con la primera opción.
Puede que quede un pelín cuello de cisne, y en la foto desmerece un pelín. En directo, la verdad es que queda estupendo. El barbuquejo hace una curva estupenda, y en general da un aspecto magnífico.
Y yo pensando cómo quedaría el almófar colgando de un clavo...
2 comentarios:
Desde luego, tu casa va a parecer en breve un museo de recreación, con armaduras por to los laos.
Una cosa, como hiciste para enganchar la parte que tapa la garganta y la boca al almorfar? Es algo que aún no lo he pensado pero que claro... hay que ir pensandolo
Anda, tienes razón; esa parte no llegué a comentarla nunca, y tenía cierta miga.
Vale, haré un post al respecto (y, si no me acuerdo y llegas a ese punto, recuérdamelo y te lo cuento)
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