lunes, noviembre 23, 2009

Seguimos en el futuro: quitándome un peso de encima

Pues eso, que toca entrada moderna, otro par de alforjas, éstas para mí.


Así que ale, ya sabéis, los detalles de la fabricación están aquí. Y listo, hasta otro día.

...

¿Qué pasa? ¿Que queríais otra cosa?

- Pues sí. Yo quería algo medieval.

- Y yo algo friki.

- ¡Pues yo quería música!

Vaya, hombre. Ahora, además del tipo que escribe en azul, tengo a gente que escribe en rojo, en verde, y en rosa. Por cierto ¿y el tipo que escribe en azul? ¿Es que no quiere nada?

- Yo, es queeee...

¿Sí?

- ¡Yo, es que quería algo erótico!

¿Algo erot...? ¡Pero usted qué se ha creído que es este blog! ¡Habrase visto! Va, mire, porque tengo el día tonto, que si no... Venga, algo medieval, friki, musical, y erótico:



¿Qué, más peticiones?

- Oiga, vale que había música, pero eso no se puede considerar un vídeo musical.

¡Lo que hay que aguantar! Venga, sea un vídeo musical



El vídeo del strip-tease me lo pasó mi amigo el guerrero de Qarth-Hadast, el vídeo de los... uhmmm... de esos... ejem... ¡el otro vídeo, eso!, creo que lo vi en el facebook de alguien, pero me temo que no recuerdo de quién.

domingo, noviembre 08, 2009

Luna 2009. Recreación subacuática por tierras de Aragón

Este pasado fin de semana, Arant, R, G y yo nos fuimos al evento que montaban los Fidelis Regi en la bonita localidad zaragozana de Luna. Permitidme resumir el evento con unos pocos vídeos musicales.










Vale, ya sabíamos que nos iba a llover, pero pensábamos que iba a ser más bien un suave txirimiri, y que íbamos a poder hacer cosas protegidos por el toldo de los Fidelis.

Lástima que el toldo se lo llevara el viento, oyes.


Que lo del viento también tuvo telita. Las ráfagas de 90km/h nos dieron qué pensar, tentados estuvimos de atar una cuerda al escudo cometa de Arant, y ver si hacía honor a su nombre.

Mira que el aguanieve del viernes nos tuvo que dar una pista... Bueno, ahora tendré que limar un poco los encajes de los bancos, que con la humedad esto ya no entra.

Afortunadamente, disponíamos del salón de actos de la casa de la cultura para dormir a cubierto, un detallazo muy de agradecer.

Colchón inchable, sacos de invierno, y una manta. ¿Quién ha dicho que se pasa frío recreando en invierno?

También hubo algún valiente que se quedó a dormir en el campamento, o dentro de la misma capilla de San Gil (preciosidad del SXII) alrededor de la cual se celebraba el evento.

Coñe, cómo va soplando el viento...

Los más esperanzados pasaron gran parte de la mañana preparando la fortificación para la batalla del domingo...

¡Yo quiero un mazo como ése!

...mientras que otros aprovechábamos que Fernando había montado su puesto; y, como hacía fresco, G. y yo le compramos sendas garnachas.

¿Cómo que no sabes lo que es una garnacha?

Pues fácil, es esto:

Podemos ver a G. luciendo una hermosa garnacha verde. Como pueden ustedes apreciar, es una prenda gruesa que se lleva encima de la saya; o sobre la saya y el pellote. Los brazos pueden mantenerse abrigados dentro, o sacarse por las amplias escotaduras laterales.


Este modelo, en particular, incluye una práctica capucha y un cuello estrecho y abrigado...

...que puede complicar un poco eso de ponérsela. ¡Eh! ¡Ve hacia la luz!

Como a pesar de todo seguía notándose cierto fresco, aproveché para completar el trueque que tenía en marcha con Arant. Yo le entregué la vaina de la espada terminada; y él, a cambio ¡mi preciosa capa nueva!

No os confundáis. Ese buen tiempo apenas duró unos minutos.

Capa que, por supuesto, aproveché de inmediato. La verdad es que el detalle de toda la pasamanería le da a uno un cierto aire de, si bien no ricohombre, sí al menos de cierta prosperidad.

Y claro, con esas pintas, no tardé casi nada en sufrir un atraco callejero en busca de mi repleta bolsa.

Como el tiempo no acompañaba, al final hicimos vida básicamente en el interior de la capilla, que estaba de bote en bote.

¡Marchaaaaa!

Había llevado cacharros para hacer malla remachada, pero lo primero que tenía que hacer era aplastar anillas. Y, francamente, liarme a martillazos en un lugar de tal sonoridad no me tentaba lo más mínimo, así que nos limitamos a charlar con los viejos y nuevos amigos: los Arponeros de Acuaflis (a quienes nos encontramos en plena oscuridad el viernes, y que nos orientaron por el buen camino), los Calados de Alcañiz (a los que, por unas tristes circustancias, obligué a cenar de pie), la Cofradía Pesquera del Norte (que me enseñaron unos cuchillos magníficos), los Uretaco Iaunac (con quienes compartimos hombro con hombro casi todo el evento), y, por supuesto, los queridos amigos de la organización, los Flotadores del Rey, en cuyo hilo al respecto encontraréis magníficas fotos sobre el evento.

Mis disculpas a todos aquellos que olvido, que seguro que son muchos. Un mérito especial tuvo mi señor Jose "Cernícalo", que acudió al evento desde las muy lejanas Islas Afortunadas, pulverizando el anterior record de distancia, hasta el momento en propiedad de Harald.

Jose aprovechó a tope el evento; no frenó ni un segundo su frenética actividad.

Mención especial merece también la Milicia Concejil Mojada, no sólo porque tengo que copiar descaradamente su diseño para una mesa, sino porque...

¿Os acordáis de Peracense y Narsil, la espada rota?

¡Pues contemplad a Andúril, forjada de nuevo, en manos de F.!

Al final, fueron pocas las actividades que se llevaron a cabo, más allá de comer, beber y charlar.

Mi señor Monfort, cuya caligrafía resultó sumamente alabada, fue de los pocos que llevaron a cabo alguna actividad un poquito elaborada.



Aunque no todos se quedaron sin combate. ¡Las chicas son guerreras!

Una de las actividades que más éxito tuvieron fue el cuentacuentos. Flipante ver a los chavales con la boca abierta contemplando a Jesús y a Monfort.

Maese Jesús contó un bonito cuento infantil con moralina...

...mientras que maese Monfort contó un par de cuentos más bien inmorales.

Claro, que cuando te quieres dar cuenta... tú también tienes la boca abierta escuchándoles.

Y ahí seguimos. El público se fue retirando, y nos quedamos cenando. Y comimos, y bebimos, y comimos, y bebimos, y bebimos, y bebimos. Y bajamos al pueblo, y bebimos más.

Haciendo el buho.

Y seguimos bebiendo...

No os confundáis. Esto es de normal, aquí aún no había nadie [demasiado] borracho.

A todo esto, estoy en posesión de una extensa colección de fotos y vídeos donde un cierto número de respetables y provectos miembros de la comunidad recreacionista aparecen en actitudes extremadamente comprometidas. Pero no voy a hacerlos públicos, por tres razones:

1.- Para no arruinar la reputación de los susodichos personajes.
2.- Por falta de autoridad moral: personalmente, acabé extremadamente perjudicado, arrastrándome hasta la cama en estado semicuadrúpedo.
3.- Porque estoy seguro de que, en el futuro, podré sacar un importante partido económico si administro cuidadosamente el chantaj... esteeee... el respeto remunerado a los derechos de imagen.

Eso sí, todo pecado lleva implícito su propio castigo. Así que no sólo nos mojamos lo nuestro cuando recogimos los trastos al día siguiente...

Ya que estamos en el charco ¡chapoteemos!

...sino que tuve que conducir los cuatrocientos kilómetros que nos separaban de Madrid con una resaca de cierta importancia.

No es que sea siempre así de serio. Es que me duele la cabeza.

En definitiva, un evento divertido, aunque chafado por el agua. Como resumen, qué mejor que esta foto que le acabo de mangar a Jaume de Penyafort:


------------------------------------------------------------------------------
Y ya aprovecho para volver a destapar mi alma mercenaria, y poner un nuevo anuncio:

¡Señores, se venden yelmos! ¡100% históricos, adaptados a las necesidades del moderno recreador!


Completamente inoxidables, fabricados en bronce y cobre batido. ¡A lo mejor no resiste un hachazo, pero si le cala, le devolvemos su dinero!

Precio muy asequible, y por un módico suplemento, se incluye heráldica de tres paraguas pasantes sobre campo de azur.

martes, noviembre 03, 2009

A por otra vaina Hanwei

Decíamos ayer...


Un paso casi obligado en esto de la recreación es comprarse una espada -o varias- de la serie Practical de Hanwei. Unas espadas muy aceptables a un precio insuperable ¡y que además vienen con vaina!

El siguiente paso, también casi obligado, es ir viendo cada vez más y más fea la vaina de fibra que traen, hasta acabar obsesionado con la dichosa vaina, quemiraquesfeayquenosécómoalprincipiohastamegustabaestabirria. ¡Hombre!

En esas estaba mi amigo Arant, hasta que acabó por pedirme que le hiciera algún apaño a la vaina de una de sus Practical. Algo que, por supuesto, acepté hacer con sumo gusto. (Más que nada, porque yo acababa de pedirle cierta laboriosa labor de costura, y le debía una)



Yo me estoy forrando
---------------------------------------------------------------------------

Ya había forrado, más o menos cutremente, una vaina de Hanwei; y pensaba que no habría mayor problema. Hasta que vi que los diseñadores de Hanwei habían hecho los deberes.

Señores de Hanwei: mi más sincera enhorabuena. Sus conteras y brocales no se caerán accidentalmente de sus vainas. De hecho, los microremaches con los que los sujetan, tampoco se caerán accidentalmente. No sin la ayuda de un martillo, unos alicates, y un destornillador de relojero para hacer de mini-cincel.

Sí, esa caspilla metálica del centro son unos remachitos diminutos. Ojo, a la hora de usar un destornillador de relojero como cincel, tienes que tomar una decisión delicada: usar uno bueno, afilado y que no se doble, o comprarte uno del todo-a-cien que no te dé pena cuando se doble.


¡Hemos superado el nuevo desafío Hanwei! ¡Y ahora, vamos a forrar la vaina de la forma más histórica posible!

Así que coges el cuero y... no, espera, olvídate del cuero por ahora. Lo primero es saber dónde va a haber relieves en la vaina (que los habrá, en forma de anillo). Habrá que marcarla con un poco de cinta de carrocero, o similar; y hacerle una ranurita con una lima donde vayan a ir los anillos en relieve. Ojo, no vayas a traspasar la vaina. Y ponte guantes, que las astillas de estas vainas de fibra pueden tener muy mala gaita.


Para rellenar y dar el relieve se puede usar una tireta de cuero; yo empleé un cordón redondo que tenía por ahí.

Por supuesto, es imprescindible fijar los rellenadores de cuero con métodos 100% históricos.

No sabía yo con qué cuero forrar esta vaina. El cuero tenía que ser fino, para que la vaina no parezca una patata. Y, a la vez, resistente, porque quiero que el cinturón quede entrelazado con el cuero de la vaina, y tendrá que soportar todo el peso y el traqueteo de la espada. No me voy a enrollar mucho con el diseño del entrelazado, es igual que el de ésta que hice entera de cuero.

Y como lo importante no es saber, sino saber a quién preguntar, pedí consejo al señor de Curtidos J.J. Lobejón, que me recomendó el cuero de ternera.

Así que mides girando la vaina sobre el cuero...

... y dejas holgura, mucha holgura, por todas partes.

A lo ancho, para tener dónde coger la costura. Lo sé, porque el primer corte que se ve en la foto es de una pieza que luego tuve que arrancar cuando comprobé que no llegaba.

Y también a lo largo, porque este cuero más o menos fino se irá "apretando" según lo coses, acortándose un pelín a cada puntada. Y en 80cm de vaina, la cosa se nota. Se nota casi medio palmo. Y eso lo sé, porque me ha faltado un pelo para tener que arrancar también la segunda pieza.

A estas alturas de la película no voy a explicar como se cose con doble aguja. Ya sabes, cuero bien húmedo, y vas embadurnando cola blanca por la vaina según avanzas. Personalmente, empiezo por la puntera de la vaina, pero supongo que es cuestión de gustos.


Vale, podríamos usar una costura plana, que posiblemente sea más histórica y todo (¿Alguien puede confirmármelo?) Ésta costura, en cambio, es más fácil de hacer. Eso sí, al final tendrás que cortar el sobrante y lijar la costura.

Cuando llegues a las zonas con relieve, con el cuero húmedo y la cola aún fresca, tienes que atar fuerte con varias vueltas de hilo los bordes del anillo de relleno; para que así quede bien marcado cuando se seque el cuero.


Conforme avances, puedes ir cortando las ranuras por las que pasará el cuero del cinturón. ¡Asegúrate de no encolar por esas zonas, o luego tendrás un problema!

Eso de que una suave pasada con la punta del cutter corta perfectamente el cuero es una falacia. Hay que clavarlo hasta que atraviese, y cortar con decisión (e incluso con cierto movimiento de vaivén)

No puedes seguir cosiendo hasta haber pasado la vaqueta del cinturón por estas ranuras, porque la vaqueta influye en el ancho del cuero necesario para forrar esa parte de la vaina.

Pero no puedes cortar el cinturón hasta haber terminado de coser la vaina, o no sabrás dónde cortarlo exactamente.

Pero... vaya, creo que me he embuclado. Bueno, improvisemos algo.

¡Será por retalitos de vaqueta! ¡Ja!

Al llegar a la boca de la vaina, quería hacer el típico acabado en solapas triangulares, haciendo además unas solapitas en el cuero y doblándolas hacia dentro para que quede más mono.

¿He dicho ya que el cuero me llegó por los pelos, pero lo que se dice por los pelos?


Pufff... Va, venga, vamos a darlo por bueno. ¡Pero que no se repita! ¿Entendido?



Vamos, quítate el cinturón
---------------------------------------------------------------------------

A por el cinturón, que tiene un par de misterios.

Vaqueta gordita, pero sin pasarse (un par de milimetros) Y a seguir sacando partido al sacatiras.

El cinturón va a ser de 4cm de ancho y con un cierre en lengua de serpiente. Aproveché mis nuevos sacabocados de herida para no acabar haciendo chapuzas con el cutter como siempre.

La tira de la izquierda es la que va más abajo, por esas ranuras se cruzarán en "X" las tiras que vienen de la otra tira, la que ves a la derecha, que es la que se coloca en la boca de la vaina. Las ranuras que ves en esa tira son las que formarán... la "hebilla" del cinturón.

La tira de más arriba (donde están los "ojos" de la serpiente) se divide en dos tiras, la superior de 1cm, y la inferior de 1,5cm. Sí, eso deja un hueco de 1,5cm entre ambas.

Ese semicírculo entre ambas tiras reclama cutter, ahí no te libras.

Ya sabes que esta primera tira envuelve la boca de la vaina pasando por las ranuras, da una vuelta por arriba...

... y se atraviesa a sí misma por la parte de atrás...

...para luego pasar por una lengüeta del forro, hábilmente atravesada a la otra tira.

Esta segunda tira la dividimos en dos: una de 1cm que seguirá su camino, y una de 0,5cm que usaremos para coser más tarde la parte inferior del cinturón. Mucho mejor que el hilo, de verdad. El hilo se rompe constantemente (lo sé de primera mano, mi vaina está cosida con hilo. Por ahora, creo que tres veces.)

Las dos tiras de 1cm se cruzan por detrás, pasando por debajo de la otra pieza del cinturón y también por debajo del forro.

Uhmmmm... vale, es un galimatías. Menos mal que una imagen vale más que mil palabras.

Test de agudeza visual: ¿qué paso me había saltado al principio, y lo tuve que hacer después?

Inmediatamente después de atravesar esta pieza, das un suave biselado a estas tiras para que, cuando vuelvan a aparecer por la parte frontal, sean de sólo 5mm de ancho. Si el biselado queda en el lateral curvo de la vaina, ni se nota que está ahí.

Las tiras vuelven a pasar por debajo del un par de trabillas cortadas en el forro, haces un nudito, y listo.

¿He dicho ya que lo suyo es trabajar el cuero en húmedo, para que así tome forma?

La tira inferior del cinturón se cierra sobre sí misma. La coses con la tira de 0,5cm que habías sacado antes, haces un nudito...


cortas las lengüetas del cinturón...


pegas la contera con más cola blanca (encajándola a martillazos, y clavando y pegando los remachitos)...


¡Y ya tenemos un nuevo talabarte! Sólo hay que esperar a que se seque el cuero para engrasarlo todo con aceite de pata de buey y darle un oscurecido suave con betún de judea (a petición expresa de Arant) y ¡Tachaaaán!

El talabarte terminado. Y como esta vez me acordé de ponerme los guantes de látex antes de trastear con el betún de judea ¡mis dedos no son marrones!


Sea tan amable y diga qué le debo

---------------------------------------------------------------------------

La pieza de vaqueta marrón costó unos 90€, y las dos tiras que saqué supondrán... no sé, a lo mejor el 10% de la pieza, así que se puede decir que unos 9€. Si no vas a gastar tanto cuero, suele ser fácil encontrarlo en tiras, aunque entonces saldrá algo más caro.

El cuero de ternera me costó unos 60€, y también se le puede calcular que gasté como un 10% o menos, así que échale 6€

Cola, hilo encerado... casi nada, un par de euros como mucho.

Total: unos 17€ en materiales.



No tengo tiempo

---------------------------------------------------------------------------

- Quitar contera y brocal... media hora.
- Marcar, limar y colocar rellenadores para los relieves... cuarto de hora.
- Forrar... unas cuatro horas.
- Cortar y colocar cinturón... un par de horas.
- Aceitado y oscurecido final... cuarto de hora.

Total: unas siete horas.



Se oye comentar a las gentes de lugar
---------------------------------------------------------------------------

Si os ha parecido que la explicación es oscura, emborrollada e incomprensible, es porque en efecto lo es. Está mucho más claro aquí.

Pero si lo quieres realmente sintetizado, todo, absolutamente todo, está resumido en esta maravilla, cortesía del señor Peter Johnsson, y que en su momento me enseñó Messer:




Bonus track
---------------------------------------------------------------------------

Me preguntaba David cómo era el sacatiras, por aquello de fabricarse uno, así que aquí van algunas fotitos.

Fabricado en madera más bien blanda, el cuerpo sujeta dos listoncillos paralelos con una separación ajustable. El mismo cuerpo hace de guía para el cuero. Fíjate que en la parte más alejada, el cuerpo sobresale un poquito más: creo que eso ayuda a que el cuero se mantenga en su sitio y que el corte no se tuerza hacia el interior de la tira que estás sacando.

Los dos listoncillos se sujetan a presión, con un tornillo de palometa que apoya sobre un disco metálico, empujándolo contra ellos. El tornillo rosca sobre una tuerca que no tengo muy claro cómo se fija a la madera, la verdad. Y no pienso arrancarla sólo para contároslo, que lo sepáis.


Una tuerca similar se usa en un extremo de los listoncillos, donde también encaja un tornillo de palometa...


...y un muelle termina de darle juego. Con este tornillo controlas la distancia entre los listoncillos en uno de sus extremos.


En el otro extremo hay un corte muy fino en el que encaja una pequeña cuchilla. Esa cuchilla hace tope en dos tornillos, que además aprietan la ranura en la que va encajada, fijando la cuchilla y, de paso, la separación de los listones por este lado.


Estos tornillos se sujetan en sendas tuercas encajadas en los listoncillos. En la foto puede verse lo fina que es la ranura de la cuchilla. La cuchilla en sí es muy similar a la de un sacapuntas; que, por cierto, podría ser una buena opción a la hora de fabricarse uno casero.


Por si no queda claro, el filo de la cuchilla apunta hacia donde está la escala graduada de los listoncillos, con lo que la herramienta, tal como se ve montada en la primera foto, se usa tirando de ella hacia ti.