martes, abril 12, 2011

El telar de tablillas (3): Patrones, diseños, y muchos grados de libertad.

Así que ya has hecho las tablillas, y ya sabes cómo preparar el telar y empezar a coser. Bien, bien, bien, eso de trabajar con las manos está muy bien. Ahora vamos a intentar echarle un poco de cerebro. (Na, no te asustes, que tampoco estoy yo para hacer muchos alardes por ese lado). Vamos a ver si comprendemos en qué se basan los patrones del telar de tablillas, y cómo va un determinado patrón a transformarse en el tejido resultante.

Esta claro que el dibujo final de la cinta va a venir determinado por el enhebrado de los hilos y el movimiento de las tablillas. Vamos, que hasta aquí tampoco hace falta ser físico nuclear para comprenderlo ¿verdad?

Pero... hay un problema. Los patrones que ves por ahí no son tan directos y fáciles de interpretar como se pudiera pensar. Y el que cada cual utilice nomenclaturas completamente distintas (como, por ejemplo, llamar "delante" a lo que otro llama "detrás") tampoco ayuda.

Así que vamos a intentar explicarlo desde un punto de vista genérico. Así, al enfrentarse luego al patrón, uno podrá entender su dinámica y saber exactamente lo que se espera del enhebrado y de los giros de las tablillas. Aunque la nomenclatura sea confusa o contradictoria.

Lo primero que hay que saber es que el hilo de la lanzadera, el que va pasando de un lado a otro de la trama, no va a verse en la superficie del tejido, sólo asomará por los cantos. Así que los colores finales del diseño dependen sólo de los hilos enhebrados.

Y lo segundo que hay que saber es que, en un giro determinado, sólo aparecerá en la superficie del tejido un hilo de cada tablilla. Es decir, que cada columna de un diseño como este:


se corresponde a una y sólo una tablilla. Vamos, que para este diseño, hacen falta exactamente 16 tablillas.

Como las tablillas tienen cuatro agujeros, cada columna tendrá cuatro hilos. Pero ¿cómo enhebrarlos, y cómo mover las tablillas? Vamos a verlo con el diseño de ahí arriba. Pero antes...

Pero antes tienes que saber que las tablillas tienen una cara y una cruz, un derecho y un revés, un delante y un detrás. Y que, según qué referencia leas, eso va a estar a la izquierda o a la derecha, de forma más o menos arbitraria.


Vamos a considerar que la cara está a la izquierda. Por ejemplo.

Muy bien, ya hemos determinado cuál es la cara. Ahora nos toca dar un nombre a los agujeros. Así que miras a la tablilla de frente (ahora que sabemos cuál es el frente) y les pones nombre.


Vaaale, vale, a lo mejor no son los nombres más prácticos. Venga, vamos a probar con otros, muy habituales de ver en la bibliografía. A-B-C-D siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Osea, esto:

¡Este es el que utilizaremos a lo largo de esta entrada!

¡Pero ten mucho cuidado, y no te fíes de estas letras! ¡Que hay quien usa las mismas letras en otro orden, y eso lo cambia todo!

¡Cuidado! ¡Esta no es la nomenclatura que vamos a seguir ahora! ¡No!

En realidad, no importa cómo llamemos a los agujeros, sino que tengamos claro cómo se van moviendo. Pero, por comodidad, vamos a usar el orden ABCD en el sentido de las agujas del reloj. El segundo que hemos puesto, justo el inmediatamente posterior a la chorrada esa del Jorgito. No el otro. No te líes ¿vale?

Habrás visto que he colocado la A arriba a la derecha. A esa posición de la tablilla la vamos a llamar posición de partida. Porque yo lo digo. Si a ti te apetece ponerla en otro sitio, tú mismo, da igual. Insisto, lo importante es comprender la dinámica.

¿Y en qué sentido giramos la tablilla, para empezar? Pues hacia delante.

Perooooo... claro, es que eso de "delante" es subjetivo. Yo, por ejemplo, acabo de decidir que "delante" va a ser dextrógiro (en sentido de las agujas del reloj), según miras a la cara de la tablilla. Como hemos dicho que la cara de las tablillas está a la izquierda, eso significa que, vistas desde arriba, giras las tablillas hacia ti.

Si miras las tablillas desde la cara, una vuelta completa, es decir, cuatro cuartos de giro, llevará la siguiente secuencia hasta volver a la posición inicial:


Sencillo ¿verdad? Con cuatro cuartos de vuelta, vuelves a la posición inicial

¿Has visto la pequeña flechita verde que he puesto en lo alto de las tablillas?

¿Por qué lo habré hecho? Pues porque ese punto, la parte de arriba de la tablilla, es importante. Porque, en cada giro, el hilo enhebrado en el agujero que pase por ese punto, es el que se mostrará luego en la superficie del tejido.

Esto es muy importante, así que te lo voy a repetir:

¿Has visto la pequeña flechita verde que he puesto en lo alto de las tablillas?

¿Por qué lo habré hecho? Pues porque ese punto, la parte de arriba de la tablilla, es importante. Porque, en cada giro, el hilo enhebrado en el agujero que pase por ese punto, es el que se mostrará luego en la superficie del tejido.

Así que, veamos, el orden de los agujeros que irán pasando por la flecha verde, es decir, el orden de los hilos que irán creando el dibujo en la superficie del tejido, es D-C-B-A.

Retomemos el patrón de antes:


El dibujo debe aparecer según vas tejiendo. Para eso, la primera fila que debe aparecer en el tejido es la de abajo. Luego la siguiente, luego la siguiente... Si lo marcamos en el patrón con las letras que hemos elegido:

Te vas haciendo a la idea de cómo va la cosa ¿no?

Por ejemplo, la tablilla número 5 se enhebr... perdón, aún no hemos dicho cuál es la tablilla número 5. Habíamos decidido que la cara de las tablillas está a la izquierda, que miramos a las tablillas desde la izquierda, así que lo normal será numerarlas así (ojo, que muchos patrones están numerados al revés):


Ahora sí: la tablilla número 5 tendrá tres hilos blancos a través de los agujeros A, B y C; y un hilo azul a través del agujero D.

Y la tablilla 8, por ejemplo, tendrá hilos azules a través de los agujeros A y B, e hilos blancos a través de los C y D.

Recapitulemos: Hemos decidido que la cara de las tablillas está a la izquierda, que girar hacia "delante" es dextrógiro mirando de cara a las tablillas, que los agujeros se llaman ABCD en sentido de las agujas del reloj, que la posición inicial es con la A arriba a la derecha según miramos la cara de las tablillas, que numeramos las tablillas desde la izquierda, y hemos visto con qué colores se enhebran las tablillas en esas condiciones.

Bien, pues eso significa que, con un giro completo hacia delante (los cuatro cuartos de vuelta), obtendremos en el tejido el dibujo de arriba.

Y, si seguimos girando hacia delante otras dos vueltas completas (8 cuartos de vuelta que añadimos a los primeros 4), el patrón se repetirá. Así:


Bien, la cosa ya está en marcha. Podemos seguir así indefinidamente, pero ya habíamos comentado en la anterior entrada que, si giramos siempre en el mismo sentido, los hilos que van hacia el punto de anclaje se enroscan y se acaban por enredar, que lo normal es cambiar el sentido de giro de vez en cuando. ¿Qué pasa si, ahora, empezamos a girar hacia atrás? (levógiro según miras las tablillas de frente, osea, desde la izquierda)

Fíjate en el dibujo de más arriba, el de cómo giran las tablillas con las flechitas verdes. Si giramos las tablillas al revés ¿qué agujeros irán pasando por la flechita?

Exacto: A-B-C-D.

Osea, que después de dar otras tres vueltas completas, esta vez hacia atrás:

¿Y si ahora volvemos a invertir el sentido de giro...? Pues otra vez D-C-B-A. Otras tres vueltas dextrógiro y:


No hace falta que siga ¿verdad?

Bien pues con esto ya sabemos cómo funciona esto de los patrones, y estamos listos para... para que nos salga un churro de mucho preocupar.

¿O es que no te acuerdas de que habíamos dicho que el sentido de enhebrado (S o Z) es importante? Pues es importante.

Para entenderlo, dejemos algo claro: este tipo de telar es muy antiguo. De hecho, muy, pero que muy anterior a la época de Descartes.

¿Y qué rayos tendrá que ver Descartes en todo esto? Fácil: olvídate de las coordenadas cartesianas. Esas cuadrículas tan cartesianas y tan monas que hemos pintado ahí arriba son mentira. En realidad, los diseños de un telar de tablillas tienen más que ver con la forma en que un escribano maneja una pluma, inclinada en diagonal.

Y es que el hilo que aparece en la superficie del tejido no está recto. Está enroscado sobre el hilo anterior. Así que no formará un pulcro y cartesiano cuadradito, sino algo que podemos representar bastante mejor por un paralelogramo. Y hay que tener cuidado, porque un paralelogramo puede tener dos orientaciones distintas:


Levo: se corresponde a hilos enroscados al revés que la rosca de un tornillo normal.
Dextro: hilos enrollados igual que la rosca de un tornillo normal.

Ya, ya sé lo que estás pensando. Pues vaya tontería ¿no? No creo que influya tanto en el resultado final. Total...

Pues sí, sí que influye, sí. Fíjate en esta foto:


Efectivamente, el mismo patrón de antes (aunque con algunos cambios en el momento en que se hacen las inversiones de sentido de giro). La diferencia entre las dos tiras es que una tiene los hilos enroscados en el sentido correcto, y la otra al revés.

Bueno, en realidad es la misma tira, vista por ambos lados. Y es que esta es una curiosa característica del tejido hecho con telar de tablillas: tiene un derecho, donde el dibujo sale bien; y un revés, donde los hilos se enroscan en sentido contrario, creando un efecto muy distinto.

Así que fuera con esos cuadraditos cartesianos tan monos. ¡Paralelogramos!


Vamos a redibujar el patrón de antes, usando estos paralelogramos, y procurando que los paralelogramos sigan correctamente las líneas del dibujo. Si hacemos que la mitad izquierda del patrón siga el enroscado que hemos llamado "dextro" y la mitad derecha el enroscado que hemos llamados "levo", tendremos esto:


Y, si lo hiciéramos al revés, quedaría... pues exactamente como en la foto del revés de la cinta. Feo. Raro:


Claro que, esto de dibujar los paralelogramos es una lata. ¿No habrá una forma más sencilla? Pues sí que la hay. Rayas.


Pero espera, que nos estamos yendo por las ramas. Estábamos hablando del sentido del enhebrado de las tablillas. Que habíamos dicho que podía ser de derecha a izquierda o de izquierda a derech... no, así no se entiende. Vale, de arriba hacia abajo o de abajo hacia arrib... no, tampoco.

En "S" o en "Z". Eso sí queda claro ¿no? Fíjate en el segmento central de la letra, y en cómo atraviesa la tablilla. Igual que el hilo. "S" y "Z". Ves la diferencia ¿verdad? Está claro ¿no?

Pues volvamos a nuestra disposición inicial. Hemos dicho que la cara de las tablillas está a la izquierda, y que el giro "hacia delante" por el que vamos a comenzar es girando las tablillas dextrógiro según miramos la tablilla de cara. Supongamos que hemos enhebrado la tablilla en "S". ¿Cómo va a enroscarse el hilo? Pues muy fácil: levo, al revés que un tornillo.

¿Cómo que no lo ves en absoluto tan fácil de entender? Si es muy fácil. Imagínate que la tablilla no estuviera colocada longitudinalmente, sino un poco en diagonal, y que girara así. ¿Cómo se enroscará el hilo que va hacia ti, en el que vas tejiendo?


¿Entiendes ahora que el hilo se vaya a enroscar levo?

Así que, volviendo a nuestro patrón, la mitad izquierda de las tablillas se enhebrará en... ¡muy bien! ¡en Z! Y la mitad derecha, al revés, en S.


Ya, ya sé lo que estás pensando: es suficiente con fijarse en la inclinación de las rayas, es la misma que la del segmento central de la letra del enhebrado. Sí, pero no. Si, por ejemplo, hubiéramos decidido que el giro "hacia delante" es levógiro mirando desde la izquierda... sería justamente al revés.

Pero no te creas, que aunque a primera vista parezca una complicación, hasta nos viene bien. Cuando cambiemos el sentido de giro, cambiaremos el sentido de enroscado, así que...


¡Sí! El patrón seguirá saliendo "del derecho" cuando invertimos el sentido de giro.

.

.

.

Un tanto complicado todo esto ¿no?

Pues sí, para qué nos vamos a engañar. Pero tranquilo, relájate. Es normal que al principio te cueste tenerlo todo en mente a la vez. Empieza por un patrón sencillo, de los que puedes encontrar fácilmente en internet; y analízalo con cuidado, paso a paso y sin prisas. No importa que el patrón venga con todos los detalles, con las letras, con los esquemas de enhebrado: no te fíes, analízalo y asegúrate de que comprendes cómo va a funcionar.

De todas formas, si ves que la cosa no parece salir bien... mira por la parte de atrás de la cinta. Si alguna de las muchas cosas a tener en cuenta ha ido al revés, es muy posible que el dibujo esté saliendo correctamente por el otro lado de la cinta.

Y, para próximas entradas... ya hablaremos de diseños un poco más raritos, en los que no todas las tablillas giran a la vez.

martes, abril 05, 2011

El telar de tablillas (2): Preparando el telar y empezando a tejer.

Ya tenemos listas las galletas tablillas, o cartas, o planchuelas de DM, o lo que quiera que vayamos a utilizar para el telar. Con esto ya lo tenemos todo listo para hacer unas bonitas cintas...

...o tal vez lo que tenemos es un montón de tablillas con agujeros. Esto no se parece para nada a una bonita cinta, oiga.

Vamos a necesitar, para empezar, algo de materia prima. Como por ejemplo, las más ricas sedas y los más exquisitos hilos de oro y plata que podamos encontrar...

Bueno, ahora que lo pienso, casi que vamos a dejar los brocados megaluxe para cuando sepamos un poco más ¿vale? Vamos a conformarnos con la más pura lana que nosotros mismos hayamos hilado tras cardar los vellones que esquilaremos de nuestras ovej...

Vale. Tampoco ¿verdad?

Está bien. Baja a la tienda de todo-a-1-euro de la esquina. Compra lana, de varios colores que te gusten. Qué demonios, compra lo que llaman "algodón egipcio" o crochet del número 5. Ya, ya sé que el algodón no es histórico en la europa occidental del siglo XIII, y que la lana sí. Pero se deslizará y se dejará tejer más fácilmente que la lana. Y además estás en una tienda de todo-a-1-euro, ¿de verdad piensas que eso que te venden como pura lana ha tenido alguna vez la más mínima relación con una oveja?

Ya tienes unos rollos de... llamémosle hilo. ¿Y ahora qué?

Bueno, pues que sepas que, en principio, te hará falta un trozo de hilo por cada agujero de cada una de las tablillas que intervengan en el tejido. Es decir, que una cinta con un diseño de veinte tablillas requerirá 80 trozos de hilo de ¿qué longitud?

Calcula que vas a perder aproximadamente medio metro de cada hilo, entre lo poco que "se come" en sí el tejido y, sobre todo, lo que vas a tener que cortar de los múltiples nudos que harás en los extremos para preparar la urdimbre. Supongamos que quieres hacer un cinturón medieval de dos metros de largo (no, no te creas que eso es taaan largo): tendrás que cortar los hilos de cosa de dos metros y medio.

Un paso muy importante es localizar un punto fijo de anclaje, como por ejemplo, el pomo de una puerta. O una barra de una reja. O un pomo del cabecero de una cama. O un árbol. O... O cualquier cosa fija, que aguante cierta tensión, y que, y esto es fundamental, no te importe que se desgaste por el roce continuado de un trozo de cuerda, roce que acabará siendo más corrosivo que una sesión de lija del 40 bañada en ácido clorhídrico. Avisado quedas.

A tu flamante punto fijo (yo me decanté por el pomo de la puerta del salón) atarás un trozo de cuerda. Nada demasiado apretado, algo que luego puedas quitar y poner para llevarte toda la urdimbre cuando quieras usar el salón como salón, y no como telar.


A esa cuerda atas un extremo de cada hilo, y el otro, a un punto lejano en el que te resulte sencillo darle cierta tensión. A mí me va bien el pomo del respaldo de una silla: le das un par de vueltas al hilo, haces un nudito, y arreando.


Lo más fácil para que toda la trama esté bien organizada es que vayas por orden, empezando por los hilos que pasarán por la primera de las tablillas, siguiendo por los hilos de la siguiente tablilla, y así.

Ya, ya sé que aún no hemos explicado los patrones, ni cómo irán los hilos de cada tablilla. Calma, todo se andará. En el librito que nos enlazó Recreoanacronista puedes encontrar algunos patrones estupendos, pero por ahora no hace falta que te compliques: para empezar puedes poner todos los hilos de cada tablilla del mismo color, ya nos meteremos en camisa de once varas más tarde.

En la foto de más arriba verás un cordón diferente que cuelga de los demás hilos; y, aunque no se aprecie bien, hay otro igual muy pegadito al pomo de la puerta. Estos cordones son uno de los mejores trucos del telar de tablillas, así que vamos a explicar en detalle cómo se colocan.

Empiezas cuando tengas los primeros cuatro hilos, es decir, los hilos de la primera de las tablillas. Con un trozo de cordón suelto haces media lazada (sí, como cuando te atas los zapatos y se te escapa uno de los extremos)


Cuando tiendas los hilos de la segunda tablilla, haces una nueva media lazada, pasando un bucle del cordón colgante a través de la lazada anterior.


Y, tirando de la nueva lazada, dejas apretada la anterior.


¿Qué tenemos aquí? Parece que estamos como al principio, hay una lazada asomando, un trozo de cordón colgando, y, eso sí, tenemos las hebras de las dos tablillas separadas unas de otras. Seguimos encadenando nudos y ¡tenemos una urdimbre a prueba de enredos e hilos sueltos; y con los hilos de cada tablilla perfectamente identificados!


Y no te creas que luego es un engorro deshacerlo: tiras del cabo de la última lazada y ¡riiiiiiis! toda la cadena se deshace.

Colocaremos una de estas cadenas como a diez centímetros del punto de anclaje, y el otro como a un par de palmos del otro extremo. Es en ese extremo en el que, una vez tendida toda la trama, cortaremos bien recto con una tijera.


Si, he dicho que cortaremos con una tijera. Tranquilo, que no pasa nada (has apretado bien los nudos del cordón de antes ¿verdad?)


Vete enhebrando las tablillas en orden, conforme tu patrón (sí, sí, ya hablaremos de eso). Es importante el sentido de enhebrado, de derecha a izquierda, como en esta imagen:

o de izquierda a derecha, como en esta otra:


Ves la diferencia ¿verdad? En serio, fíjate bien, que esto es muy importante.

Aunque, en estas fotos, tal vez sea más adecuado decir de arriba a abajo y de abajo a arriba. O de cruz a cara, y de cara a cruz. O al revés...

A ver, seamos serios: cada sitio donde alguien escribe sobre esto, utiliza una nomenclatura distinta. Y, por lo general, contradictoria con la de los demás. Hay quien lo llama enhebrado en "S" y en "Z", que es bastante descriptivo cuando miras las tablillas desde arriba. En fin, lo importante es que tengas claro que hay dos sentidos de enhebrado, y que dicho sentido será importante más tarde. Pero eso lo explicaremos en otra entrada, por ahora sólo estamos planteando cómo montar el telar. Si quieres ir probando, puedes enhebrar todas las tablillas en el mismo sentido, o la mitad de una forma y la otra mitad de la otra.

Acabamos de enhebrar la primera tablilla. Pon bien alineados los extremos de los cuatro hilos, y haz un nudito.


Muy bien, una tablilla que ya no se cae. Sigue enhebrando las tablillas y anudando los hilos de cada tablilla de esta forma:


Y aquí puede ser buena cosa que pidas ayuda a alguien, porque te vendrán bien un par de manos adicionales para sujetar las tablillas y los hilos. Empiezas por volver a sujetar la urdimbre en el punto fijo, y tensas todo el invento, procurando que las tablillas queden bien alineadas una junto a la otra.

Quita el cordón de nudos encadenados más cercano a las tablillas.

Este es el momento en que tienes que tener mucho cuidado de que no se te caigan las tablillas al suelo ¿vale?

Y ahora, a peinar.

Empieza por deslizar todas las tablillas hacia el punto de anclaje (sí, vamos a utilizar las mismas tablillas como peine). Mientras tu ayudante mantiene cierta tensión en los hilos, vuelve a deslizar las tablillas hacia su posición inicial. Si lo haces bien, notarás cómo todos los hilos van quedando tensos y, lo más importante, con una tensión bastante similar entre ellos.

No deslices las tablillas hasta el final, deja un par de palmos de hilo. Estos podrás tensarlos a mano, tablilla por tablilla, o con la ayuda de un peine gordo. Sí, el mío es de plástico rosa ¿qué pasa?


Una vez todo bien tenso, con cuidado de que no se destensen, atas todo el extremo a otra vuelta de cuerda. Una lo bastante grande como para enganchártela luego en el cinturón.



A esa misma cuerda puedes atar el extremo del hilo que irás cruzando de un lado a otro de la trama al tejer; y que previamente habrás preparado dándole unas cuantas vueltas en la lanzadera. Si estás usando material barato, más vale que sobre para tejer toda la cinta; pero tampoco te obsesiones: es fácil empalmar más.


Y ya estamos listos para empezar a tejer. La mecánica del tejido es muy simple:

- Giras las tablillas un cuarto de vuelta, por ejemplo, hacia delante. Por ahora, da lo mismo el sentido de giro al que llames "delante" ¿OK?

- Pasas la lanzadera con el hilo de un lado al otro por el hueco que han formado los hilos, y aprietas la urdimbre dándole unos golpes (con el mismo canto de la lanzadera, por ejemplo)

- Giras otro cuarto de vuelta en el mismo sentido de antes, y repites la operación de pasar la lanzadera de un lado a otro, sólo que en sentido contrario.

Confuso ¿verdad? A ver si con este vídeo queda más claro:


(Vídeo cortesía de Elly Liverton, preparado para esta página)

Claro que, si siempre giras las tablillas en el mismo sentido, los hilos que van hacia el punto de anclaje van a a empezar a retorcerse. Y a retorcerse. Y a retorcerse. Y, al final, no vas a poder seguir girando las tablillas, y toda la trama intentará enroscarse sobre sí misma. Hay varias formas de evitarlo, pero, para empezar, vamos a girar las tablillas la mitad de las veces en un sentido, y la mitad de las veces en el contrario. Por ejemplo, dos vueltas completas (ocho cuartos de giro) hacia delante, y ocho cuartos de giro hacia atrás. Y repetimos, y repetimos, hasta que nos quedemos sin hilo.

Ya sé lo que estás pensando: vale, todo eso está muy bien, pero no sé por dónde empezar, y me huelo que esto va a quedar hecho un gurruño.

A ver, pásate la cuerda por el cinturón, y colócate de forma que la trama esté un poco tensa.

Al principio de la tira, es buena idea que coloques algo que ayude a separar los hilos y mantenerlos planos. Una tablilla suelta, una lanzadera que hayas hecho de más... Cualquier cosa.


Afloja un poco la tensión (echando un pelín el cuerpo hacia delante) y da el primer cuarto de giro a las tablillas. Tensa. Pasa la lanzadera. Compacta. Repite. Y repite. Y repite. Y... ¡oye, estás tejiendo!

De todas formas, tampoco esperes que el principio quede perfecto. Ni esperes que la tira quede con un ancho uniforme; a eso hay que pillarle el tranquillo (si averiguas cómo, avísame).

¡Ah! Y que sepas que una buena goma elástica es tu amiga, si quieres dejar las tablillas bien sujetas para desmontar el cacharro y hacer cualquier otra cosa. Como irte a dormir, por ejemplo.

En próximas entradas, la madre del cordero, el quid de la cuestión, el fondo del asunto: los patrones, cómo comprenderlos sin volverse loco, el sentido de las tablillas, el sentido de los giros, el sentido de los diseños, el sentido de la cinta, el sentido del patrón, y el sentido de la vida, el universo, y todo lo demás.