martes, marzo 20, 2007

Forrando la vaina: otra vez en camisa de once varas

Abandono por un rato las que ya empiezan a ser familiares aguas del trabajo en chapa, para adentrarme en el desconocido océano del cuero.

Esta entrada versará sobre cómo seguir un magnífico tutorial (gracias otra vez, Román). O, tal vez, incluso dos magníficos tutoriales. Casi hasta tres, pero el de Messer me llegó cuando ya era tarde.

Y de cómo cometer error tras error hasta acabar por hacer una chapuza de magnitud cósmica, y estar a punto de naufragar en estas procelosas aguas de la guarnicionería amateur.

Y no, tío listo; no es como siempre, esta vez es más chapuza que de costumbre. Y no te pases un pelo, que además hoy voy a haceros un examen sorpresa. Pero no preocuparse, que es tipo test y se permiten apuntes.

¿Por qué forrar la vaina de la espada? Pues muy fácil: para demostrar que puedes. Y porque la fibra de vidrio pintada como si fuera madera da un cante tremendo, eso también hay que tenerlo en cuenta.

Lo primero que necesitas para forrar la vaina de una practical es decidir qué vas a hacer respecto a la contera y el brocal.

Tienes dos alternativas: puedes quitarlas, forrar la vaina, y volver a colocarlas por encima del cuero, o puedes dejarlas y cortar el cuero para que se ajuste a su perfil.

¡Pero qué tontería estoy diciendo! Si eres tan hábil como yo manejando un cutter, está muy claro que fallarás el perfil correcto por +/- 5mm como poco. La única alternativa viable es quitar brocal y contera.

¿O no lo es?

El brocal salió más o menos bien, un par de martillazos y listo. Pero la contera...

La maldita contera ofrecía resistencia numantina. Después de estar a punto de destrozar la vaina con todo tipo de objetos para hacer palanca, la solución pasó por meterla en agua hirviendo (para que dilatara), apoyar un alicate en el borde (el de la foto, protegiendo la vaina con un trapo) y liarse a martillazos con el alicate. Y aún así costó lo suyo, y mira que el martillo que usé no es precisamente delicado.

El siguiente paso es rescatar la contera de debajo del mueble en el que ha acabado después de atravesar volando media habitación, y, muy posiblemente, darle una ligera limada a los bordes.

Pregunta 1
¿Por qué limó Axil los bordes de la contera?
a) Para modificarle la forma lobulada para que fuera históricamente más precisa.
b) Porque un desafortunado intento previo de sacarla empleando un destornillador y un martillo dejó algunas desagradables muescas en el borde.

Como la piel que vamos a usar, aunque fina, tendrá un cierto grosor, no es mala idea lijar un poco la vaina en los extremos para que contera y brocal vuelvan a encajar. Esto se puede hacer con casi cualquier papel de lija que tengas a mano.

Aquí es donde me di cuenta de que no era pasta, como yo pensaba, sino fibra de vidrio.

Pregunta 2
¿Cómo supo Axil que la vaina era de fibra de vidrio?
a) Al observar el clásico entrelazado de la fibra que queda al descubierto cuando empiezas a lijar.
b) Porque la pasta, al lijarla, no suelta esas astillas tan finas que se clavan tan profundamente en los dedos y que son tan difíciles de sacar.

Bueno, ya hemos preparado la vaina. ¿Ahora qué? Ah, si, el cuero.

Lógicamente, hay que usar cuero muy fino. La recomendación que he oido es piel de cerdo o de caballo, yo en particular empleé piel de cerdo. Dado el tamaño necesario, no encontré retales adecuados, y acabé comprando una pieza entera. Vamos, la piel de un cerdo, al completo (y es que se aprovecha todo)

Pregunta 3
¿Qué va a hacer Axil con toda la piel sobrante?
a) Sin problemas. Está todo previsto, de hecho ya tiene patrones que le permitirán aprovecharla casi en su totalidad en los más variopintos trabajos.
b) No tiene ni flowers. Lo más probable es que acabe en una bolsa hasta que se pudra, o hasta que a Axil se le ocurra alguna chorrada para darle salida.

Te va a hacer falta un trozo de piel de la misma longitud de la vaina, y del ancho correcto para envolverla por completo. Una buena idea es dibujar el perfil girando la vaina sobre el cuero y dejando que sobre un pelín de cuero, que siempre es más fácil de arreglar que si te quedas corto.

Para el siguiente paso, y siguiendo los tutoriales, hay que pegar el cuero a uno de los lados de la vaina. Después de haberlo hecho, tengo mis dudas sobre si es buena idea hacerlo por fases, pero en fin.

El caso es que te hacen falta los materiales de la foto:
- El trozo de cuero, empapado de agua.
- Cola blanca
- Un pincel para dar la cola
- Una goma elastica bien gorda para luego presionar el cuero
- Algún tipo de presilla para que la goma no se suelte
- Una cerveza para no pasar sed mientras trabajas

Lo que hay que hacer es encolar un lateral de la vaina, e incluso los bordes, y envolverla con el cuero (mojado, pero que tampoco gotee, hay que escurrirlo un pelín antes) Cuidadín, asegúrate de que queda centrado, para que luego la costura quede bien en el medio.

El siguiente paso es envolverlo con la goma elástica para que quede bien estirado, y dejarlo secar durante unas 24 horas. Ojo, no hay que apretarla, sólo envolver el cuero para que no se mueva de su sitio mientras se seca.


Pregunta 4
¿Cómo descubrió Axil que no había que apretar la goma elástica?
a) Estuvo experimentando previamente sobre varios retales hasta dar con el mejor resultado.
b) Una vez pegado y seco el cuero sobre la vaina, y quitada la muy tirante goma, vió las marcas en espiral que habían dejado a todo lo largo, y que, si bien tampoco quedan del todo mal, no estaban en absoluto previstas.

Lo siguiente es cortar el cuero sobrante, con cuidado, con un cutter bien afilado, y con una regla.

Lo cierto es que lo del cutter no es lo mío, no sé si es que no estaba demasiado afilado o si es torpeza, pero tengo tendencia a intentar desgarrar el cuero, más que a cortarlo.

Bueno, tampoco hay que ponerse puristas, con unas tijeras tampoco queda tan mal.

Por cierto, ¿veis la bonita superficie de trabajo? pues es una tabla reciclada de la calle, que tenía ese bonito acabado casi cristalizado.

Pregunta 5
¿Qué tal resultó la superficie de trabajo?
a) Excelente. Es resbaladiza, y la pieza desliza suavemente por ella, facilitando su manipulación. Además es muy dura y resiste bien el manejo de herramientas sobre ella.
b) El acabado en verde destiñe, y manchó toda la parte de atrás de la vaina, por lo que fue necesario frotar con un cepillo, agua y jabón, y al final quedaron cercos muy feos.

Lo siguiente es marcar y taladrar los agujeros por los que lo vas a coser. Yo los hice a 4mm del borde y separados por 8mm entre si, para hacer un cosido en X realmente chulo con hilo encerado. ¡Ojo! No hay que coser por debajo de la contera o el brocal, porque seguramente no cabrán por encima de la costura.

Habréis visto que los taladros los hice con un sacabocados, no con un punzón.

Pregunta 6
¿Por qué hizo Axil agujeros tan gordos?
a) Porque así queda un acabado mucho más rústico, dándole un aire más auténtico.
b) Porque calculó de pena el grosor del hilo encerado que tenía que pasar por los agujeros y se pasó tres pueblos con el sacabocados.

Se pueden emplear muy diferentes tipos de costura para unir ambos lados. Yo me quedé con la costura en X que recomendaba Román, y cuyos pasos ilustro aquí al lado. Me quedé con esta costura porque sujeta el cuero unido tanto por arriba como por abajo, y así el borde del cuero queda firmemente pegado a la vaina, sin riesgo de levantarse. ¡Ah! Y además así disimulas las imperfecciones en el corte.

Se avanza con dos agujas a la vez. Para evitar dudas, en la ilustración he puesto uno de los cabos en rojo y otro en azul. Con las medidas que os he dado para los agujeros, hay que cortar una longitud de hilo de unas seis veces la longitud de cuero a coser.

Siguiendo el patrón de la ilustración, (en cada "vuelta" se va alternando el cabo que hace el recorrido corto y el que hace el recorrido largo, ver pasos de 1 a 4) los dos cabos se "gastarán" a la vez, así que al principio se dejan de la misma longitud. Ojo a la última vuelta, que es un poco distinta para poder hacer el nudo por debajo y que no se vea ni se note.

Pregunta 7
¿Por qué explica Axil una costura tan simple hasta ese nivel de detalle?
a) Por completitud, es para que todo quede perfectamente especificado.
b) Porque se tiró varias horas dándole vueltas a cómo narices se conseguía esa costura en X, y después de muchos esquemas, y de lograr coser dos folios con un cordón de bota, se siente orgulloso, y además se piensa que puede haber gente tan zarpas como él con la aguja

La aguja... mejor dicho, las agujas, porque vas avanzando con dos cabos a la vez.

Lo de las agujas es curioso. Compré un par de agujas curvas, ya que estaba comprando el hilo encerado en una curtiduría; y el tipo de la tienda me dijo que las pusiera al rojo antes de usarlas, para destemplarlas y que no se partieran.

Y digo yo ¿y por qué narices las venden templadas, si se van a partir?

¿Sabéis la paciencia que hace falta para destemplar una aguja con un mechero? ¡Es que no tengo otra cosa! Vale, suelo destemplar las brocas que estoy intentando afilar con la amoladora, porque me paso y las caliento demasiado, pero es sin querer. Y además, si meto una aguja en la amoladora de banco, se convierte en polvo en suspensión en cuestión de segundos.

Bueno, al grano. El proceso que queda es como sigue: se moja el cuero, se encola un trozo de vaina, se pega el cuero en su sitio y se va cosiendo (sin dejarlo secar)

Y así, con paciencia, hasta completar la vaina. Acuérdate de no coser donde van a ir contera y brocal, pero de pegar bien el cuero por ahí.

Después de la primera experiencia con la goma elástica, no volví a intentarlo, y no hubo problema, la piel quedó bien tirante cuando se secó.

Ya solo queda encolar y encajar contera y brocal, y eso es todo, hemos acabado con nuestra flamante vaina.

¿O no?

Yo decidí fijarle un par de bandas de cuero más grueso y oscuro que tenía por casa. Podéis verlas en la foto, el mecanismo de fijado fue el mismo, pero a pequeña escala.

Pregunta 8
¿Por qué fijar estas bandas?
a) Para decorar la vaina, que, de otra forma, quedaba muy sosa.
b) Para tapar un par de manchas de la superficie verde especialmente cantosas, un agujero del cuero que nunca se supo cómo se formó, y una importante arruga del cuero, culpa del temita de la goma elástica.

Bueno, y con esto ya está todo.

¿Seguro que sí?

¡No, aún falta oscurecer toda la vaina con grasa de caballo!

Pregunta 9
¿Para qué sirve la grasa de caballo?
a) Para proteger el cuero de la humedad, y a la vez darle un aspecto más envejecido
b) Porque el idiota de Axil se pasó echándole aceite a la espada, el aceite acabó en el fondo (hueco) de la vaina, y subió haciendo mecha por el cuero, por lo que la única forma de disimular el manchurrón (y los cercos que aún quedaban en la piel) era oscurecerla.

Pues ahora sí que hemos terminado. Ya sólo me falta proporcionaros las respuestas al test, para que os evaluéis vosotros mismos.


Resultados del test

Mayoría de respuestas a)
Vamos a ver, tu no has leído mi blog en la vida. ¿De verdad crees que yo soy capaz de todas esas decisiones razonadas? Anda, vete a ver bricomanía, que a esos les sale todo bien a la primera.

Mayoría de respuestas b)
Muchas gracias por tu confianza, so cabr... esteee, está claro que me conoces bien, y que sabes de mi inconfundible estilo a la hora de realizar estas manualidades. Espero que seas desventrado por una manada de hienas halitósicas que sigas leyendo mi blog con la misma atención en el futuro.


Para ser un examen tipo test me ha quedado larguísimo, pero así compenso que me voy a ir de vacaciones, y que la próxima entrada no estará, seguramente, hasta después de semana santa. ¡Espero que todos hayáis sacado un diez!

(¿Cómo? ¿que sólo había nueve preguntas? Espera, un segundo, ahora lo arreglo...)

Pregunta 10
¿Va Axil a arrancar la piel de la vaina y volver a empezar, esta vez sin tanta chapuza?
a) No lo sabe, pero podría ser
b) No lo sabe, pero podría ser

miércoles, marzo 14, 2007

Cinturones varios

Cualquiera que se haya puesto alguna vez una cota de malla y haya hecho casi cualquier movimiento con ella (especialmente agacharse de frente) se habrá dado cuenta inmediatamente de dos cosas:

- de que su centro de gravedad se ha desplazado inesperadamente varios palmos, forzando unos pasos bamboleantes y un previsible arrastre de morros por el suelo.

- y de que para evitar que vuelva a pasarle, no va a volver a ponerse una cota en la vida a menos que vaya acompañada de un cinturón.

Y claro, quien habla de cinturón, habla ya de paso de un tahalí.
-¿un qué?
-Un tahalí. Bueno, en realidad sería, más propiamente dicho, un talabarte.
-¿un lo cualo?
-Talabarte

El caso es que, después de darle algunas vueltas, me decidí por hacer dos cinturones independientes, uno de ellos cinturón puro y duro, y otro para la espada. No estoy seguro de si lo histórico es un cinturón de doble vuelta, o dos independientes, pero en fin. La diferencia de anchos en ilustraciones como la de aquí al lado (detalle de la increíble biblia Maciejowski, SXIII) me hace pensar que lo de los dos cinturones independientes no está mal del todo.

Así que ahora hay que plantearse el diseño de los mismos. Porque un cinturón es mucho más que un cordel para sujetarse los pantalones, como diría el señor Miyagui. O tal vez sólo sea un cordel. O algo así se desprende de la mayoría de las iluminaciones y estatuas de época.

El caso es que lo del cordel queda un poco chuchurrío, así que al final uno se decide por un diseño más... sofisticado. Un grueso cinturón de cuero acompañado de un talabarte similar. Algo del estilo del caballero hospitalario (SXII ó XIII) de la ilustración de Osprey de aquí al lado.

¿Y en qué se diferencia un cinturón tipo medieval de un cinturón moderno? ¿Ein?

Pues básicamente en dos cosas: en su longitud, y en la forma de cerrarlo. Vamos, que aparte de ser una tira de cuero alrededor de la cintura, no tiene nada que ver.

Para empezar, el cinturón es bastante más largo, y no porque fueran todos una panda de gordopilos, sino precisamente por la forma de atarlo.

Aquí al lado tenéis un detalle de la placa funeraria de Sir Miles Stapleton (SXV) donde se aprecia el mecanismo de cierre.

Bueno, vale, no se aprecia demasiado bien, pero yo lo explico.

El extremo del cinturón pasa por la hebilla, que en realidad no es más que una anilla, hace un lazo, da la vuelta por detrás del cinturón, y luego vuelve a girar hacia adelante, pasando por el lazo desde arriba y colgando hacia abajo.

- ¿Mande?
- Que se le hace un nudo.
- ¡Ah! ¡Haber empezado por ahí! ¿Y eso qué tiene que ver con la longitud del cinturón?
- Pues para que no se deshaga el nudo. Así pesa más y es más difícil que se suelte.

Claro que lo de usar sólo una anilla, en lugar de una hebilla con su correspondiente... ¿clavo? son ganas de que se afloje el cinturón. Así que, a riesgo de cometer un ligero anacronismo, me decidí por la hebilla completa.

Muy bien, ya tenemos un diseño. Ahora ¿qué se necesita? Pues esto:

Correa de cuero, hebilla, puntera y un par de remaches; algo para cortar el cuero y un sacabocados.

Y esto es muy importante, hay que comprar las cosas en el orden correcto.

- ¿El orden correcto? ¿de qué va eso?
- Es muy fácil. ¿Sabes las hebillas y las punteras que decía?
- Sí, ¿y qué?
- Pues que se fabrican en anchos estandar.
- ¿Y?
- Pues que las correas de cuero, no. Así que te puedes encontrar con algo que... algo que no... vamos, que queda hogogoso.

Así que, una vez tienes todo el material, ya sólo te queda montarlo. Para colocar la hebilla, se taladra el extremo del cinturón tal como se ve en la foto.

Los cuatro bocados redondos son los que se utilizarán para remachar la hebilla en su sitio, y el alargado (que es el primero que hay que hacer) es por el que pasará el "clavo". Existe por ahí un sacabocados específico con esa forma, pero tranqui: ya sabes que los armeros novatos somos agarrados creativos como pocos, así que encontraremos un método alternativo: hacer una serie de bocados en línea, y luego alisar la abertura con una lima.

Para remachar la hebilla, yo utilicé remaches de doble cabeza, más que nada porque los que uso para la chapa son demasiado cortos para el grosor del cuero utilizado.

¿Y las punteras? Las que encontré tenían un indudable aire ochentoso. Para quitárselo (con más o menos éxito, no sé) hay que hacer dos cosas: quitarles el brillo de espejo (scotch brite, WD40, y un poco de aceite de codo) y fijarlo con unos remaches un poco más arcaicos que lo que trae de serie. Para eso, hice un par de taladros, y más tarde coloqué unos remaches de aplastar normales y corrientes. Ya sabéis, se corta el cuero con la forma adecuada, arandelita, y martillazos a placer.

Por cierto ¿notáis lo que os decía de los anchos del cuero?

Con esto tenemos el cinturón, nos falta el talabarte, que no es más que un cinturón con algo para pasar la vaina de la espada. Curiosamente, en casi todas las imágenes de talabartes que he encontrado, la hebilla sí que tiene "clavo", como se puede ver en la placa funeraría del SXIII de aquí al lado.

Me decidí, de hecho, por el diseño básico de esa ilustración, aunque con dos modificaciones.

Por un lado, la tira que une las dos partes del cinto no me molesté en ponerla, más que nada porque no tengo en absoluto claro cómo iría fijada. Así que el talabarte queda en dos piezas separadas, a menos que esté enganchada la vaina de la espada.

Y, por otro lado, en lugar de hacerlo fijo para el tamaño de la vaina, decidí que fuera ajustable, por tres motivos:

- porque tenía el plan de forrar la vaina de la practical, con lo cual el ancho de la misma iba a ser bastante indefinido.

- porque muy probablemente acabe usando el talabarte con otras vainas.

- porque no creo que fuera capaz de coserlo del tamaño exacto ni de casualidad.

Así que, se le hacen unos bocados, se pasa una tira de cuero (que tal vez compré algo más gorda de la cuenta) y... ¡tachán! habemus talabarte.

Por cierto, la postura en la que va a quedar luego la vaina es importante a la hora de hacer los agujeros para abrochar la hebilla. Si la espada va justo al costado y cuelga demasiado, es más que probable que vaya arrastrando, y lo de usar espadas como rejas de arado me parece que es una frase hecha. Y si el cinturón va demasiado apretado, no vas a poder casi moverte, básicamente vas a ir con medio cuerpo entablillado.

Es realmente increíble lo que me he podido llegar a liar para explicar cómo hacer un par de cinturones.

Bueno, el caso es que, una vez terminados, quedan como en la foto.

(Caray, qué gordo me veo en la foto; y qué cara de panoli me ha quedado. Voy a tener que ponerme a dieta, lo otro me parece que no va a tener arreglo)

viernes, marzo 09, 2007

El segundo spangenhelm (7): afilando las crestas

(Vaya, ahora que tengo el título, no sé si seguir hablando del casco, o si redactar un manifiesto anarcopunk. Bueno, este blog va de armaduras, así que tendré que restringirme al tema.)

Anteriormente ya os había contado que al nuevo spangenhelm le quería hacer una cresta por el nasal y la parte frontal, y que para hacerla se doblaba el metal a martillazos.

El problema es que el perfil que obtienes así es redondeado, como en la parte superior de la ilustración de aquí al lado.

Y lo que estamos buscando es más bien como el de la parte inferior, que no sólo queda más bonito, sino que además le da más rigidez al nasal (que, aunque no lo parezca, es el motivo de hacer estas cosas)

Así que ¿cómo conseguimos afilar la cresta?

- Pues hay quien habla de la laca Nelly, aunque también hay formas caseras, como el agua con azucar o la cerveza.
(Vaya por Dios, ya se me ha colado otro. Voy a tener que hablar con los tipos de blogger)
- ¿Y tu quién eres, y qué haces aquí con esas pintas, chaval?
- ¿No preguntabas cómo afilar la cresta? Pues eso, lo que yo te decía. ¡Hombre, hay quien usa huevo y un secador, pero luego hueles a tortilla de pelo...
- ¡Para, para! Que ya te he dicho que no, que no voy a escribir una soflama punk, que aquí estamos hablando de cascos medievales. Anda, pírate, que aquí no pintas nada.

Bueno, a lo que iba. Para poder afilar el crestado, hace falta usar como yunque algo relativamente afilado, y el resto... el resto es, exactamente, aplanar, sólo que primero un lado, y luego el otro.

Esto hay que hacerlo con cierta fuerza, aunque con cierta precaución: si se te va la mano, en lugar de afilar la cresta puedes acabar cortando la chapa, y a estas alturas, eso no te apetece nada, nada, nada.

Como puede apreciarse en la ilustración, la superficie sobre la que vas a trabajar va a tener que ser muy especialita para no ponerse en medio. Aún no tengo ninguna herramienta definitiva, por el momento tiro de un soporte de bola de remolque y (me ha dado mucho mejor resultado) el mango de una llave de tuercas de las de rueda de coche, cortado en ángulo recto. Pero todo eso es provisional, tengo en mente un par de trucos que ya os contaré.

- ¡Ahí, ahí, todo es provisional, nada en esta sociedad autodestructiva puede durar mucho!
- Tronco, que ya te he dicho que no es el tema. Y quita esa música, y lárgate, narices. ¡Espera! ¿De dónde has sacado esa cinta de los Exploited? ¡Trae para acá ahora mismo, tío chorizo, que esa cinta es mía!
(¡Estas nuevas generaciones no respetan ni los grandes clásicos de la música!)


Hasta aquí, la cosa es sencilla, porque estamos afilando la cresta en un único punto. Pero hacer la línea, y que quede recta... eso es más chungo.

En la ilustración podéis ver el comienzo del afilado, ahí sólo esta afilada la parte más baja del nasal. En la parte recta es casi hasta fácil, cuando llega la curva, hay que ser muy, pero que muy preciso con los martillazos. Y, aún así, a falta de un yunque de una forma realmente adecuada, la deformación de la pieza puede ser importante.

- Deformación, eso es lo que ocurre, todo está deformado por los intereses multinacionales en una cultura consumista.
- ¡Fuera! ¡Vamos, fuera de aquí, y que no te lo tenga que repetir!

Así que, después de afilar las crestas, enderezas la pieza, vuelves a afilar la cresta porque ha perdido nitidez al enderezarla, vuelves a enderezarla porque ha vuelto a deformarse... y así hasta que te das por satisfecho. Tampoco nos pongamos paranoicos: el borde definitivo se lo daremos al lijar.

En la imagen se aprecian las crestas tanto del marco como del refuerzo del nasal. Si ampliais la imagen, podréis ver que el borde queda bastante nítido, y que, por otra parte, el metal ha sufrido bastante a martillazos. Eso si, un nasal crestado no se va a hundir fácilmente de un golpe. Puede que se tuerza hacia los lados, pero hundirse... no veáis lo fuerte que queda eso.

Y con esto damos por terminada la fase de planificado. La siguiente fase va a consistir en darle la forma final, sobre todo teniendo en cuenta que, durante el planificado, todo se ha deformado considerablemente. Eso sí, ya podemos calcular los tiempos acumulados:

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Vísteme despacio, que tengo prisa

Hasta el momento, llevábamos un total de 15,75 horas. Si descontábamos el trabajo inútil que hubo que tirar a la basura, se quedaban en 12,25 horas. A eso añadimos

- Planificar los cuatro triángulos: 3 horas.
- Planificar la tira perimetral: 1,5 horas.
- Planificar cruz (sin cresta ni nasal): 1 hora.
- Planificado y afilado de crestas de la cruz y el nasal: 0,75 horas.

con lo que los nuevos acumulados son

TTL (Tiempo Total de Labor): 22 horas

CMOS
(Crono Menos Operaciones Superfluas): 18,5 horas

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Y con esto nos despedimos hasta la próxima entrega, que creo que no versará sobre el tratamiento de chapa, sino sobre alguna otra cosilla que tengo en curso.

- Ejem...
- ¿Pero todavía sigues aquí? A ver, qué quieres, que estoy cerrando.
- ¿Te importa si pongo una pegatina reivindicativa? Andaaa, porfiiii...
- ¿Una pegatina? ¿Pero, de qué vas, tronco?
- Si, mira, ésta. Venga, tío, enróllate
- Me arrepentiré de esto, pero venga. Date prisa, anda.