martes, octubre 30, 2012

Arconcillo (3): ¿Y yo, qué pinto en todo esto?

¿Arcón de madera lisa, así sin más? ¡Inaceptable! Esto hay que decorarlo, que en el medievo imperaba el horror vacui. A tal efecto, tenía por aquí preparado un librito con fotos de las pinturas de lo que alguna vez he oído llamar la capilla sixtina del románico: el panteón de san Isidoro, en León (que, por cierto, no debes dejar de visitar si pasas por la zona)

Pero claro, el listillo de Perujo se me adelantó, y fabricó un arcón de lo más cutre, horriblemente terminado con unos espantosos pirograbados del insulso calendario agrícola de la feísima colegiata en cuestión; algo que nadie con un mínimo de gusto hubiera utilizado jamás. Qué gentuza. Qué chusma, Que envidia me da lo bien que trabaja, el puñetero.

¡Ay, qué le vamos a hacer! Habrá que buscar otra fuente de inspiración, que ésta me la han pisado por la mano. Vamos a ver, ¿qué tal algo del artesonado de la catedral de Teruel?


 Uhmmm... no está mal, pero tal vez demasiado complejo para alguien que no ha cogido un pincel en su vida. Vamos a ver si encontramos una imagen un poco más simple, y lo bastante bien tomada como para escalarla y pasarla a la madera tal cual... ¡Sí! Esta imagen es justo lo que andaba buscando!


¡Un artesano tallando madera! ¡Fantástico! ¡Y con colores planos! ¡Genial! ¡Esto, a lo mejor hasta soy capaz de hacerlo!

Pero tampoco nos entusiasmemos demasiado, que estas cosas son complicadas. Hacemos uno pequeñito en el frontal, y el resto lo dejamos liso; no nos metamos tampoco en líos.

- Esteeeee... es que yo eso de dibujar, aparte de monigotes de palitos, como que no se me da muy bien, oiga.

¡Ah, joven Padawan! Tranquilo, que para los ambizurdos como nosotros se inventó el gimp, que te permite escalar la imagen y es medio sencillo de manejar (¡y gratis, oiga!) Una vez tengáis una imagen impresa al tamaño adecuado, no os queda más que utilizar uno de esos adminículos que los más jóvenes del lugar no recordaréis. Sí, me refiero a algo que se usaba en los tiempos de las máquinas de escribir mecánicas, las hachas de sílex, las cintas VHS, y los brontosaurios: el papel carbón. (¿Nunca te has preguntado qué significaba eso de "CC" en los correos electrónicos?)

Así que preparas el dibujo, colocas debajo el papel carbón, y lo fijas todo en su sitio con abundante cinta de carrocero, que si no se te mueve el patrón y queda todo hecho un churro.


y lo calcas todo con algo de punta dura, preferiblemente que pinte sobre el papel, que si no luego no te acuerdas de qué trazos has calcado y qué trazos no. Vamos, resumiendo, que repases el dibujo con un boli.


Jo, cómo mola explicar en detalle lo que todo el mundo aprendió a hacer a los cuatro años, y luego pasar a toda prisa por las cosas complicadas que nadie controla.

Porque... ¿y ahora, qué? ¿Eh?

Bien, lo primero es marcar bien lo que has calcado, que si no se borra en cuanto le pases la mano por encima. Me lo repases con un rotulador, nada que se vaya fácilmente. Tranquilo, que la pintura lo tapará de sobra.


Te habrás fijado que también hay un detalle geométrico  por todo el borde. Ese también está sacado de los bordes del artesonado de la catedral de Teruel, y tampoco tiene mucho misterio: regla, lápiz, y una plantilla recortada en cartulina para hacer las esquinas redondeadas.



Y ahora empezamos con lo complicado. ¿Pintar madera? Olvídate por ahora de eso. Para que la pintura agarre limpiamente, sin penetrar demasiado en la madera y extenderse de una forma de lo más desagradable, lo primero es darle una imprimación, lo que en el caso de la madera viene a ser darle una capa de tapaporos. Con el tapaporos hay que tener en cuenta dos cosas:

- Donde dice "Aplíquese en exteriores o en ambientes bien ventilados"... no es broma. Los vapores del producto en cuestión te provocan un colocón de importancia. Te lo decimos yo y el elefante rosa enano que llevo en el hombro desde hace unas semanas, que sabemos de lo que hablamos.

- Donde dice "líjese suavemente después de aplicar"... eso sí que es broma. Lo eliminas por completo, incluso utilizando lijas finísimas aplicadas con toda suavidad. Aplica el tapaporos en una capa fina con cuidado y déjate de lijados.

Una vez bien seco el tapaporos, ya podemos empezar con la pintura. No, no te lances a hacer los detalles más delicados del dibujo del artesano: empieza por otra cara del arcón, con algo sencillo. Así le pillas el tranquillo, y no arrastras y manchas el dibujo más delicado mientras pintas el resto.

Si quieres liarte a utilizar pigmentos 100% históricos... este no es tu blog; bastante tengo yo con pegarme con los pinceles. La pintura acrílica mate da un resultado bastante bueno, y además los pinceles se limpian fácilmente con agua. Y todo lo que puedas ayudarte con cinta de carrocero, bienvenido será.


Yo sólo he pintado sobre el lado que quedaba hacia arriba, así te evitas los goterones de carreras luchando por deslizase hasta el suelo. Eso, con unos mínimos tiempos de secado, hace que tardes bastante en pintar todo el arcón, pero oye, que tampoco hay prisa.

La acrílica, entre capa y capa, se supone que debe secar como 5 o 6 horas... aunque tampoco pasa nada si la dejas un poco menos, y para tapar algo donde te hayas salido, con dejarlo secar una horita, vas que te matas.


Hasta aquí, con un pincel normalucho y una brocha, todo solucionado. Pero... nos vamos acercando al temido momento del dibujo del frontal. Y aquí vamos a tener que afinar bastante más.


Así que empecemos por conocer algunas nociones básicas sobre las herramientas que vamos a utilizar: los pinceles.

Lo primero que debes saber de los pinceles es que la parte que se moja en pintura es la que tiene pelo, y el lado por el que se le agarra es el que no lo tiene. Si no tiene pelo en ningún extremo, es que te han timado y te han vendido palillos en lugar de pinceles.

La segunda lección importante, es que para algo delicado no te vale ese pincel extracutre que compraste en el todo-a-cien de la esquina hace diez años. Te hacen falta unos pinceles un poco más dignos; tampoco te dejes el sueldo en unos pinceles de pelo de marta de no se dónde, pero pilla unos pinceles que no sean de juguete, hombre. Que si no, luego se deforman y van perdiendo pelos todo el rato. Yo creo que me quedé un poco en el lado rácano del tema, la verdad.

La tercera lección cuando compras un juego de pinceles, es que tienen diferente grosor; grosor que viene marcado por un numerito en el mango: el 1 es más fino que el 2, que es más fino que el 3, y así sucesivamente.

Bien, pues borra ese numerito. No, en serio, no le hagas ni caso. En mi juego de pinceles, las líneas más finas salían con el pincel número 5, con el 2, por ejemplo, salían casi el doble de gruesas. Vale, tampoco es que yo esperara la precisión de un rotring, pero al final acabas pillando el pincel a ojo.

Uhmmm... me pregunto si los rotring se seguirán utilizando y si, a estas alturas, alguno de mis lectores sabrá lo que son.

Y ahora, la técnica. Yo empecé con el color, intentando dejar a la vista las líneas negras marcadas antes, para usarlas como guía del posterior perfilado en negro.


Un error.  Un error que me llevó a estar retocando el dibujo docenas de veces. Como lamentablemente descubrí, es mucho más facil colorear dejando un borde recto, que hacer una línea recta y uniforme con un pincel. Así que no hagas como yo: primero haz el perfilado y luego el coloreado, aprovechando el coloreado para corregir las imperfecciones del perfilado. Es posible que, con la experiencia. sea mejor hacerlo al revés, pero a mí me ha dado muchísimo la lata.


Dale todos los retoques que creas necesarios, revisa bien los otros lados del arcón por si necesitan alguno, y ¡hemos terminado de pintar!

Pero no te vayas todavía: nos conocemos, y este trasto va a acabar dano tumbos por el maletero del coche, se va a dar golpes cuando lo traslades, se va a rozar con tu ropa cuando te sientes encima... ¿qué tal un par de capitas de barniz, antes de terminar? Un barniz al agua te vendrá de perlas, si no quieres tener un elefante rosa en el otro hombro.


¡Esto va pareciendo algo! En la próxima entrada, con un poco de suerte lo terminamos.

viernes, octubre 19, 2012

Trenzas de dedos: ¿quién necesita tablillas para un simple cordón?

Más de un seguidor de este blog habrá hecho sus pinitos con el telar de tablillas, y seguro que habrá hecho algún cordoncillo simple, donde el diseño importa menos que una cierta resistencia. ¿Realmente merece la pena tender un complicadísimo telar de tablillas para un cordón fino? ¿No hay formas más simples de, por ejemplo, hacer una sencilla liga para sujetar unas calzas?

Pues efectivamente, las hay. Y no, no estoy hablando del lucet. Hay una técnica aún más sencilla, que no requiere ni siquiera una horquilla de madera: las trenzas de dedos, que sólo requieren del hilo que compondrá el cordón. (Y de tus dedos, claro: mancos abstenerse).

Ya, ya lo sé; uno no siempre dispone de unos metros de hilo, pero oye, que la cosa ha quedado reducida a la materia prima: más simple no se puede.

La técnica de las trenzas de dedos se supone que estuvo extendida por toda Europa entre los siglos XIII y XVII; e incluso hay un par de reductos perdidos en los que aún se utiliza. Esta imagen, por ejemplo, procede de un altar español de mediados del XV.


Si has llegado a esta página buscando específicamente información sobre las trenzas de dedos, es posible que esta imagen te suene. Y es que, efectivamente, la he sacado de la página de referencia de esto del trenzado de dedos. Aunque, claro, si es que estás aquí es seguramente porque prefieres leer esto en castellano, en lugar de meter en el buscador "fingerloop braid", que es lo que de verdad te va a llevar a un montón de información al respecto (eso sí, en lengua bárbara)

Lo cierto es que hay muuucha información en perfidoalbionés. Aquí, por ejemplo, hay un tutorial realmente estupendo de lo que yo voy a explicar malamente.

 Casa Zur Kunkel, Alemania, SXIII

(Jod... quién me ha visto y quién me ve. Estoy escribiendo lo que, básicamente, es un tutorial de macramé. Pa lo que hemos quedao...)

Bueno, al lío. Vamos a empezar con una forma muy simple de trenza de dedos (más que nada, porque es la única que he aprendido a hacer yo). Esta trenza lleva cinco lazos; es decir, pasas el hilo por un punto fijo y atas juntos sus extremos, dejando cinco lazos por los que pasar los dedos.


Es importante que estos cinco bucles tengan una tensión similar, así que, en realidad, puede ser más fácil que hagas un solo anillo doblado en cinco partes. Así puedes igualar sobre la marcha la longitud y tensión de los lazos, y te ahorras un problema.

Tranquilo, con el vídeo que viene más tarde lo verás más claro.

Empezamos, por poner un ejemplo, con tres lazos en la mano izquierda (en los dedos índice, corazón y anular) y dos lazos en la mano derecha (en los dedos corazón y anular)


Ahora, pasamos el índice y el pulgar derechos por dentro del lazo que tenemos sujeto con el dedo corazón derecho, y enganchamos el hilo inferior del lazo del anular izquierdo en el índice derecho.

¿Como que no te enteras? A ver, pasamos índice y pulgar derechos por dentro del lazo que voy a señalar en amarillo, agarramos el hilo marcado en azul, y lo enganchamos en el índice derecho.


Cuando devolvemos las manos a su posición inicial, con ese hilo ya enganchado, nos queda la primera vuelta de la trenza. Fíjate en los colorines y entenderás mejor lo que hemos hecho.


Bien, el siguiente paso lo hacemos con la mano izquierda. Tenemos un lazo en el índice y uno en el corazón ¿verdad?


Pues pasamos el lazo del corazón al anular, y del índice al corazón, con cuidadín y habilidad.


¡Hey! Estamos en la misma configuración con la que empezamos, sólo que con las manos cambiadas! Pues ahora ya sólo es cosa de hacer lo mismo, pero con la otra mano. Y repetir, y repetir, hasta conseguir la longitud deseada.



Cada una o dos pasadas tienes que tensar la trenza para que quede bien prieta. Eso es tan fácil como abrir los brazos, aunque claro, eso significa que, si haces la trenza sin ayuda, su longitud máxima viene a ser la de uno de tus brazos; para hacerla más larga te hará falta ayuda.


¿Por qué he hecho dos trenzas de sólido hilo bramante? Eso, mi querido lector, será explicado en próximas entradas.

viernes, octubre 05, 2012

El tiempo es oro. Digooo... cuero, el tiempo es cuero.

La entrada de hoy va de relojes. Pero, no, no me ha dado por hacer una clepsidra.


En realidad, me ha dado por rehacerle la correa a un reloj de pulsera moderno. Así, que lógicamente, la entrada no está en éste, sino en el blog de al lado. No es que sea algo que nadie vaya a seguir paso a paso, porque lo cierto es que la correa es rarita de narices; pero sí que hay alguna técnica interesante que no había usado antes.