domingo, julio 29, 2012

Hablando muy en serio.

A pesar de lo que a veces pueda parecer, la recreación histórica es algo muy serio. No todo es cachondeíto, desfilar cuesta arriba con los hierros encima, y beber hipocrás en el campamento. También se realiza una profusa labor de investigación, de cara reproducir con la máxima fidelidad los más infimos detalles de cada contexto histórico.

Y no me refiero tan solo a la cultura material, sino también a aspectos mucho más sutiles, y, por qué no decirlo, mucho más difíciles de asumir desde nuestra mentalidad del SXXI. Cosas como la forma de pensar, las actitudes, o incluso la música o el baile, son un campo de investigación apasionante, y en el que recientemente se han realizado prodigiosos avances.

Por poner simplemente un ejemplo, aquí pueden apreciar la fiel reconstrucción que mi amigo el señor Ballek ha realizado de una tradicional danza de celebración de la llegada del estío:





En esta línea, hace ya tiempo que, en unos comentarios del blog, lancé un llamamiento para recabar tanta información como fuera posible al respecto. La respuesta, como es lógico, se hizo esperar:  un estudio serio y riguroso de las costumbres del pasado siempre requiere un tiempo para completarse.

Finalmente, mis amigos Ismael, Lady Ardilla y Ramón pudieron llevar a cabo, aprovechando el pasado festival de Guanajuato, un interesantísimo ejercicio de arqueología experimental. Ruego a mis lectores que aprecien, en toda su valía el contenido de este trabajo:





Como es evidente para el ojo experto, de este ejercicio se desprenden algunas conclusiones muy valiosas de cara a conocer en profundidad los usos y costumbres de nuestros antepasados. Queda claramente establecido, por ejemplo, que un teletubbie guerrero de los siglos XI o XII puede, dentro de sus limitaciones, mantener el ritmo de una danzante civil. Sin embargo, un periquito de hojalata caballero del XIV, con un pico de gorrión que anula cualquier tipo de visión periférica,es absolutamente incapaz de seguir con un mínimo de coordinación la más simple de las coreografías. Sin duda, mis lectores estarán de acuerdo en que esta valiosísima información histórica no estaría disponible sin el extraordinario ejercicio de recreación que nuestros amigos llevaron a cabo.

Abundando en esta línea de investigación, en las pasadas jornadas de Anento intentamos establecer, de una forma definitiva y concluyente, la influencia de las phasianidae en las manifestaciones musicales del siglo XIV. Vean el resultado:




Creo que las conclusiones de este importantísimo trabajo son obvias: en el siglo XIV, valores como el sentido del ritmo, la vergüenza, y, sobre todo, la heterosexualidad, estaban claramente infraconsiderados frente a nuestros actuales esquemas. Y, sin duda, este tipo de aportaciones son las que dan valor a nuestra actividad.

Ya para concluir, debo decir que esta ímproba labor merece una continuidad: por favor, queridos amigos y amigas del mundo recreacionista, no dejéis que se apague la llama de vuestra pasión, no permitáis que el cuidado análisis de esa bella expresión cultural que fue la danza medieval caiga en el olvido. Y, por favor, contribuid con vuestras aportaciones a que este humilde blog pueda enriquecer al conjunto de la sociedad publicando vuestras experiencias en este campo.

miércoles, julio 25, 2012

Anento 2012: recrea, pero ligero.

- ¿Sí? ¿Dígame?
- ¡Hola, Axil! ¡Soy Carlos, de Feudorum Domini!
- ¡Anda, cuánto tiempo! ¡Dime!
- Que si te vienes este fin de semana a Anento.
- Pues estoy de rodríguez, así que genial. ¿Qué queréis que lleve?
- Nada, no hace falta que te traigas nada en especial. Puedes venirte tan ligero como quieras.


Por lo general, para ir a un fin de semana de recreación, te hace falta una furgoneta. O un coche cargado hasta los topes. En todo caso, una cantidad absurdamente pesada de equipaje que no cabe en ninguna parte. Así que es posible que sea de las primeras veces en la historia recreahistoria en que alguien puede darse el lujazo de ir así:


Una moto. Dos maletones. Ropa de civil, un gambesón y un almófar (por si los desfiles de milite, y porque el gambax es genial como pijama si hace frío por las noches), sin hierros. Los trastos de hacer tablet. El mínimo de artículos modernos por aquello de lavarse y tal... ¡Yeah, se puede recrear con apenas treinta kilos de equipaje!

Nada como llegar tranquilamente el viernes, sin la tensión de tener que descargar una jartá de equipo y de montar campamento. Así da gusto, uno puede tomárselo con calma y relajado, dormir largo y tendido por la noche; y levantarse el sábado fresco como una rosa, dispuesto para enfrentar con dinamismo el frenético programa del nuevo día. O algo así.


Aunque, por supuesto, estamos hablando de recreación. No importa lo que te lleves, aunque te pienses que vas a ir de civil, ligero y fresquito todo el día... sin duda alguien te joderá cambiará los planes.

- Oye, pues el Axil podría ir de soldado moro.
- ¡Vale! ¿Tenemos tela fina para ponerle un turbante?
- Bueno, tenemos el trapo éste, aunque a lo mejor es un poco demasiado grueso...
- ¡Va, adelante! ¿Tenemos algo para pintarle la cara?
- La tinta que usamos hace meses con Jorge
- Ya casi se le ha borrado, así que está claro que vale para pintar la cara a la gente; acércamela.

Afortunadamente, la tinta indeleble no apareció, y me he librado de tener que explicar en el curro el tatuaje semipermanente de debajo de mis ojos. Pero, eso sí, de llevar un montón de hierros y media sábana enroscada en mi cráneo... de eso no me libró nadie. ¡Ozú, qué caló!


Claro que eso de ir de prestado es algo que le pasa a todos los que alguna vez se han apuntado a un evento de recreación histórica. Yo tuve suerte, y salvo un  desenroscado accidental del turbante, todo encajaba a la perfección. Alguno tuvo que ponerse un yelmo... un yelmo tan... tan... está bien, lo diré: un yelmo tan grande que, probablemente, me hubiera valido a mí. Y eso es mucho yelmo. Y no todas las testas son aptas para un yelmo de esas dimensiones. Afortunadamente, si de algo hay en abundancia en una recreación, es de acolchados con los que rellenar.


Pero es lo que tiene. A veces, hay que sacrificarse y ponerse montones de hierro encima. Sobre todo, si el evento cae en el SXIV.


Pero vamos, en general, un evento de lo más tranquilo. Yo seguí con el tablet, que ya pone "Sancta Maria in firmitate servu"; lo que viene a ser a la mitad de una palabra de la mitad de la primera de las dos frases que componen el ceñidor. Osea, una miseria.


 Otros cosían perlas y coral en un futuro capiello...


 ...y hacían ejercicio para mantenerse en forma.


 Mientras, otros se dedicaban a la vida contemplativa...


 ...y, por supuesto, a la oración


¡Y vino a vernos el doctor Doom!


Lo que yo decía: un evento de lo más tranquilo. La única parte realmente seria, formal y rígida fue la sesión de fotos en el castillo. Aquí podéis ver un ejemplo de la terrible tensión que se respiraba en aquellos momentos.


 Pero las fotos merecen la pena...


La gente merece la pena...


Y algo más merece la pena. Pero eso... Eso tendrá que esperar. Por el momento, tendrás que conformarte con el teaser...



lunes, julio 02, 2012

Argüeso 2012: jergones de paja e inscripciones en tablillas.

Acudimos de nuevo a la llamada de nuestros amigos los Iparreco iaunac, abandonando las resecas tierras castellanas y adentrándonos en las verdes, y, por supuesto, lluviosas tierras cántabras.


Porque nos llovió. Sí, otra vez. ¡Otra vez! ¡OTRA VEZ!


Menos mal que, si algo caracteriza al evento de Argüeso, es que se pueden realizar múltiples actividades en el interior del castillo, a salvo de los elementos.  Actividades tales como el patinaje armado, actividad cuyo equipamiento básico son los clásicos hierros del caballero del SXIII, el calzado con suela de cuero, y un resbaladizo suelo de madera.


Aunque bueno, en realidad miento: si algo caracteriza de verdad el evento de Argüeso, es que es, junto con Peracense, el evento SXIII de más calidad del panorama. Y no es sólo que nosotros fuéramos los que menos calidad y rigor aportábamos; sino que hay cosas, como las charlas entre entendidos de la talla de don Ximeno y de Yeyo, en las que los que estamos alrededor básicamente callamos (lo que nos dejan nuestras bocazas), escuchamos (lo que nos dejan las cofias), y aprendemos (lo que nos dejan nuestras limitadas neuronas).


Y es que al final, lo que marca la calidad de un evento, es hasta qué punto te sientes de verdad trasladado al pasado. Por ejemplo, algo tan auténtico como dormir en un jergón de paja, te traslada al pasado cosa mala. O, por lo menos, a tus costillas y a tu espalda las traslada fijo. A alguna parte.


Pero oye... que luego este dormitorio no lo ves tan fácilmente por ahí...


Ni éste...


O este comedor...








Nosotros, para variar, íbamos a dedicarnos a nuestros trabajitos. G terminó los zapatos que empezó hace ya algún tiempo...


...y siguió trabajando un poco con las tablillas.


Y ahí precisamente es a donde quería llegar yo. Porque yo iba pensando en trabajar con el telar de tablillas, que, por cierto, es algo que se está haciendo cada vez más habitual en estos eventos, ya sea a la cintura o montado sobre todo tipo de soportes.


Algún lector se acordará de que, hace poco, explicaba cómo se tejían inscripiones con tablillas, usando la técnica de tejido de doble cara. Pero eso no era más que una prueba, porque gracias, precisamente, a don Ximeno, localicé un texto que me gustó. Y que, eso sí, no puedes llevar a un evento como Argüeso impreso por ordenador sobre un blanquísimo folio: esto tienes que currártelo a mano en auténtico pergamino un papel amarillento que dé un poco el pego.


Esto sería más propio de hacer en seda, y con tres o cuatro veces más tablillas, pero oye, tampoco va quedando tan mal.


Aunque, eso sí, la cosa es leeeeeenta de hacer (y de deshacer, cuando te equivocas, ni te cuento)







Pero lo mejor, lo mejor con diferencia de estos eventos, es que todos y cada uno de los detalles contienen, ineludiblemente, las más claras explicaciones y referencias del SXIII.

Como el Olentzero.


O el mito de Sísifo de las fregonas: la cubocopia. El cubo de agua jabonosa de cuyo interior no paran de surgir más y más platos sucios.


Y que, por cierto, da pie a las más novedosas formas de hacer sudokus. (No preguntes, no pienso explicarlo)


Porque, en el fondo, no queremos que nos enseñen a pescar. Lo que queremos es que nos den el pez. Y, para eso, nada mejor que estos chicos, que se encargaron alimentarnos opíparamente.


Y eso es algo que no se puede afrontar con unos cubiertos corrientes y molientes. Es algo que sólo es digno de... de... ¡de una Cuchara Única, para dominarlas a todas y atarlas en las tinieblas!


Vale, ya sé que no te has enterado de nada de todos estos últimos comentarios. A ver si así se entiende más...





Bueno, en realidad, todo esto sólo era una estrategia para aturdirte, y que así estuvieras dispuesto a tragarte el vídeo con las fotos de mi fin de semana.





(Nota mental: decir estupideces como "menos mal que en este ambiente nadie va a ponerse a hablar de fútbol" fue un error. No sólo lo hicieron, sino que lo hicieron porque les di pie. Gentuza.)