Portalrubio 2009. Rompiendo la racha: por tierras de Aragón ¡y no nos llovió!
En comenzando el puente, cargamos el coche y nos dirigimos (para variar) a tierras turolenses. Íbamos a Portalrubio, pero dada la ausencia de alojamientos públicos en tan pequeña localidad, reservamos habitación en un hostal del cercano pueblo de Perales del Alfambra.
En mala hora. Aquello fue el inicio de una experiencia "El resplandior".
Llegamos al hostal, recién anochecido. No había luces, las persianas estaban cerradas... diríase que cerrado a cal y canto, pero no, sólo vacío. Porque la puerta estaba abierta, y en los desiertos pasillos resonaban nuestras voces:
- ¿Hola?
- ¿Hay alguien?
- ¡Hola! Oye, ¿ves algo?
- Pues habitaciones muy cutres, y... ¡espera!
- ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué has visto? ¿Estás bien?
- ¡Divinamente! He encontrado el cuarto de baño; ya no aguantaba más...
- Vale... En fin, no hay ni Dios; si les llamas salta un fax... Venga, aire. Vamos a ver si en ese bar - hostal que hemos visto al pasar tienen habitaciones.
Así que nos fuimos al bar - hostal y preguntamos a la dueña si tenían habitaciones. A lo que nos contestó, a cara de perro, que no, que allí no había habitaciones.
No sé qué rayos nos pudo llevar a pensar que las había...
Así que acabamos volviendo, ya anochecido, a Teruel capital, en busca de alojamiento. Yo ya me veía teniendo que volver a Madrid en plena noche, pero, afortunadamente, encontramos una habitación libre (interior y diminuta) en el tercer hotel en que preguntamos.
Y casi que me alegro, porque Teruel es una ciudad que me encanta.
A la mañana siguiente fuimos por fin a Portalrubio, donde nos habían reservado un lugar realmente privilegiado: la recientemente restaurada herrería del pueblo.
Lo de estar bajo techo fue un auténtico lujazo: los de los puestos del mercadillo estuvieron pasando un frío de narices, a la fresca en mitad de la muy, pero que muy fría estepa turolense.
Las cosas siguieron el curso previsto. G. se puso a trabajar con un par de zapatos...
...yo hice el embrazado de un escudo...
...¡y maese Polo apareció por allí!
Entre los hierros que se trajo Polo y los míos, montamos una exposición bastante maja. Al público le encantó, y estuvieron disfrutando sobremanera probándose hierros y blandiendo armas.
Lo que me llevó a pasar gran parte del lunes limpiando dedazos y aceitando de nuevo los hierros, que el manoseo intenso oxida el metal más que la brisa marina.
Y por cierto, que aquello de "vestir al caballero", que decíamos medio en broma, medio en serio, acabó siendo una realidad. Y es que los actores que habían contratado para animar la fiesta sufrieron un pequeño problema de ambigüedad geográfica:
- ¡Oye! ¿Dónde demonios estáis? ¡Hace una hora que tendríais que estar aquí!
- ¡Pero serás cab***! ¡Tío, que llevamos aquí un siglo, y no hay ni Dios!
- ¿De qué vas? ¿Dónde coj**** estáis?
- ¡Te lo estoy diciendo! ¡En mitad de la pu** plaza del ayuntamiento de Portalrubio, provincia de Cuenca! ¡Y aquí no se ve una jod*** alma!
- ¿¿Provincia de Cuenca?? ¡¡So ******, es Portalrubio, provincia de TERUEL, no de Cuenca!! ¡¡Os habéis equivocado por dos provincias!! ¡Estáis a horas de distancia, subid a la furgoneta y venid para acá ca***** leches!
Así que Polo y yo cubrimos el hueco en la programación con un espectáculo muy, pero que muy improvisado, un poco tartamudeante, y, desde luego, muy inseguro.
¡Y no sólo Polo! También pasó a visitarnos nuestro viejo conocido Cacholo, acompañado de su señora.
Y, como siempre en un evento, los trabajos avanzaron más lento de lo previsto. Yo terminé el escudo, y me puse a aplanar anillas ¡en el viejo yunque de la herrería!
Y a G. le dio tiempo a coser todo un zapato a la suela. (La ventaja es son para ella, así que, si quedan incómodos, no me puede echar la charla)
Y para terminar ¿os acordáis de que había preparado tarjeta para repartir entre los interesados en Portalrubio? Pues dos amables colaboradores, que por ahora han sido elegidos para permanecer en el anonimato, han demostrado sus superiores dotes con el diseño gráfico, y me hacen llegar un par de propuestas:

¿Alguna otra sugerencia? ¡Vamos, señores, demuestren sus dotes como diseñadores, que ya me encargaré yo de hacer después lo que me dé la gana!