jueves, enero 14, 2010

Una mesa cutre (1): camuflando caballetes.

Llegados a este punto, el lector que no esté versado en los secretos de la sutil terminología del equipamiento medieval se preguntará: ¿y qué es una "mesa"?

Menos mal que estoy yo aquí para ilustraros. Una mesa es un mueble de cuatro patas que...

No, espera. No es eso. Olvídate de lo de las patas.

Una mesa es un mueble, vale. Y, básicamente su esencia consiste en una superficie horizontal, lisa, enfrente de la que uno puede sentarse, y dejar encima todo tipo de cosas: las herramientas de hacer malla, un libro, un cuenco de habichuelas, un ordenador portátil, la jaula del hamster...

Yo, por ahora, no tengo previsto llevarme un hamster a las recreaciones, pero la verdad es que empezaba a ser triste ir siempre mendigando un huequecito en la mesa de los demás. Y no es que hasta el momento nos haya faltado el hueco, ni las más agradables de las compañías, pero ya va siendo año de independizarnos mesilmente.

Las mesas medievales suelen considerarse unos trastos grandotes y pesados, como las que podéis ver aquí, o aquí, o aquí...

Claro que, en montones de ilustraciones, las mesas son algo más bien desmontable, tipo esto o esto.

De hecho, en numerosas ocasiones se ven mesas montadas sobre caballetes. ¿Cómo que no sabes lo que es un caballete? Vale, según de dónde seas, a lo mejor es que lo llamas borriqueta.

Aquí tienes un ejemplo de una mesa montada sobre caballetes. Pero la buena, la fetén, la no va plus, es una que aparece en las Cantigas:


Así que vamos a hacer una igua... no, espera otra vez.

Yo no he hecho una mesa así. El que ha hecho una mesa así es mi amigo Sancho de Haro, que es realmente cojonud muy bueno trabajando madera. Mirad qué mesa más chula, mirad:


Yo sólo pasaba por el Leroy Merlin, cuando vi un par de borriquetas de oferta.

Y me dije a mi mismo: "¿Por qué no te compras este par de borriquetas, le pones un par de tablas encima y, aunque no sea histórico, al menos servirá para soportar la jaula del hamster?"

Y, acto seguido, me añadí: "Y deja de hablar contigo mismo, que eso no es síntoma de nada bueno".


Claro que estos caballetes son demasiado modernos, y se nota. No es que vaya a poder transformarlos del todo, pero al menos vamos a disimularlos un poco ¿no?

En mala hora empecé... Al final, ha llevado más trabajo hacer una chapuza que haber hecho toda la mesa del mismo modo que los bancos.

Lo primero es eliminar esos topes metálicos tan modernos. Más tarde, aprovecharemos los puntos donde estaban atornillados para pasar unos clavos / remaches y sujetar una cadena que sustituya los topes originales.

- Ya, eso está muy bien, pero... ¿cómo dice que va a sujetar la cadena?

Buena pregunta. Pues fabricando unos soportitos con chapa de 2mm. Primero, cortas unas tiras.


que, con ayuda de unos alicates y un martillo, doblas hasta conseguir la forma de la foto:


Taladras el hueco por el que luego pasará el remache, limas un poco...


...y les das una rebajada con la radial, para que luego la cadena entre y gire con cierta libertad (no sé si el rebaje se apreciará en la foto)


Con esto, los soportes están listos. Los abres un poco para que entren los últimos eslabones de las cadenas, los vuelves a cerrar ¡y ya están las cadenas! Eso sí, antes de ponerlas, les damos una manita de pintura antióxido (que nos conocemos, que en esto de la recreación hay mucha humedad últimamente)


El remachado no tiene más secretos. Bueno, o tal vez sí.

Queremos que el remache no quede fijo, sino que permita girar libremente a las cadenas. Sí, exacto, queremos un remachado flojo. Igualito, igualito, que los que se utilizan a la hora de hacer en chapa articulaciones remachadas.

Para eso, nos va a hacer falta una herramienta especial. (Leí sobre esta herramienta hace ya años, creo que fue en The Armour Archive, pero no me hagáis mucho caso)

Lo primero que te hace falta es una tira de acero fino, que encontrarás tirada por el suelo en tu tienda de metal habitual: las barras suelen llegarles sujetas por unos flejes de acero que para ellos son basura, y que son ideales para lo que vamos a hacer.

¿Y qué vamos a hacer? Muy fácil: recortar en un extremo una ranura del mismo ancho que los remaches que vamos a colocar.


Nos aseguramos de que la punta de los remaches esté blandita (sabio consejo que me dio Dark hace tiempo)

Y, después de darle una barnizada a la madera, remachamos normalmente, sólo que encajando el fleje debajo de la habitual arandela. Cuando lo saquemos tirando ¡tachán! Un remache perfectamente sujeto, pero con suficiente holgura para permitir el giro.


Así que, con muchísimo más trabajo del que me hubiera dado fabricar unas patas decentes para una mesa ¡tenemos dos caballetes absolutamente anacrónicos!


Y en la próxima entrada, contaré cómo colocar unas tablas encima de estos caballetes.

- Esteeee... no parece nada muy complicado ¿no? Se pone una tabla encima, y listo.

Ya, pero... en El Blindado Personal sabemos cómo complicarnos la vida hasta extremos insospechados. ¡Ah! Y en el proceso, también sabemos cómo levantar serrín; mucho serrín.


- Oiga, pues le ha quedado una entrada de lo más sosa. ¡Vamos, ni siquiera un vídeo musical!

Jo, cómo estamos. Tá güeeeeno; venga, seguro que más de uno reconocerá al guardia del minuto 0:50 al 1:10...

domingo, diciembre 20, 2009

Escudos a la carta: dejándome dominar por la avaricia.

Sí, queridos hermanos: debo confesar que he pecado.

La avaricia corre por mis venas, el afán de lucro me corroe. Mi alma mercenaria ha tomado una vez más el control. En esta vorágine de codicia desenfrenada, estoy preparando no uno, sino ¡dos! escudos por encargo.

Hace ya un tiempo, un conocido y polifacético recreacionista se puso en contacto conmigo: Oye Axil, ya sabes que yo estoy centrado en una época bastante posterior, pero queremos ir calentando para el aniversario de las Navas de Tolosa. ¿Me puedes hacer un par de escudos lágrima?

Podéis imaginar mi reacción...

Así que, una vez cerrados los detalles, me puse manos a la obra como en anteriores ocasiones.

Lo primero es comprar la madera. Como había que ajustar al máximo el presupuesto, me encantó que me hicieran un descuento por llevarme la plancha sin cortar.

Es una lástima que no cupiera en el coche ni de casualidad. El descuento lo usé para pagar el serrucho con el que tuve que cortar aquella plancha de madera en plena calle.

Y a seguir el procedimiento normal...








Y... ¡Espera! ¡Aquí hay una variación!

Estos escudos no van a llevar canteado, así que hay que cuidar especialmente los bordes para que quede un buen acabado. Para conseguirlo, antes de colocar la última capa, tienes que asegurarte de que el borde esté tan uniforme como sea posible. Y no suele ser el caso: las diferentes capas de tela encolada habrán acabado por formar una especie de dientes aserrados que abultarán cuando pleguemos el último borde hacia el interior del escudo.


Pero tranquilos: os voy a contar un par de cosas interesantes sobre la tela encolada.

La primera es que con un cutter bien afilado y un poco de paciencia, puedes eliminar casi todo el sobrante.

La segunda, y esto es una novedad presentada en exclusiva, es que ¡se puede limar! hasta dejarlo liso y uniforme.


Una vez bien alisados los bordes, ya puedes colocar la última capa. Tienes que recortar los bordes con un cierto margen, para luego poder doblarlos y pegarlos hacia la parte de atrás del escudo.


Para que queden bien, tienes que encolarlos generosamente, por dentro y por fuera. La tela se vuelve elástica y moldeable, y puedes alisar las arrugas con una espátula ¡o con los dedos!

(No disimules: a ti también te encanta la sensación de pringarte hasta las muñecas de cola blanca y luego quitarte esa especie de segunda piel que se forma cuando se empieza a secar)


Aunque originalmente no pensaba pintar los escudos, me di cuenta a tiempo de que es algo imprescindible: sólo así puedes disimular los inevitables manchurrones que harás al remachar el embrace.

Y no hay muchos más secretos





A la hora de escribir esto, el escudo de la imagen está terminado, y el otro está completamente entelado, esperando al embrace. Así que ya podemos ir adelantando la


Factura detallada para dos escudos lágrima
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Materiales

- Plancha de madera: 16€
- Loneta (seis capas por delante y una por detrás de cada escudo): 18€
- Bote de 5kg de cola blanca: 19€
- Cuero: Aproximadamente 15€ (calculado como la parte proporcional de la pieza)

Total materiales: 68€ (Hay alguna cosilla más, clavos, arandelas, pintura... que tengo hace tiempo y no merece la pena contabilizarlo)


Tiempos

- Irse de compras: 2h (ya descontado el vergonzante episodio del serrucho)
- Marcar y cortar madera: 15 minutos / escudo
- Mojar, curvar y pegar escudo: 15 minutos / escudo
- Lijado de bordes de la madera: 15 minutos / escudo

- Cortar tela: 45 minutos / escudo
- Encolado de cada capa: 30 minutos / capa (total 3'5 horas por escudo)
- Lijado bordes de tela: 10 minutos / escudo
- Encolado final de bordes: 30 minutos / escudo

- Patronar y taladrar embrace: 30 minutos / escudo
- Alisar cabezas de los remaches, incluyendo eliminar nervios: 30 minutos / escudo
- Cortar y limar el cuerpo de los remaches: 15 minutos / escudo

- Acolchar: 30 minutos / escudo
- Cortar tiras del embrazado: 30 minutos / escudo
- Remachado del embrace: 45 minutos / escudo

Total tiempo: 19,3 horas para los dos escudos.

Estos tiempos cuadran a la perfección con el presupuesto que le di al cliente (no os voy a decir a cuánto le cobro la hora), señal clara de que... he recortado un poquito los tiempos reales para no pasarme del presupuesto inicial. Pero no os creáis que fallé por mucho, apenas unos minutejos.
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¡No! ¡Espera! ¡Un segundo!

Me olvidaba de las últimas aportaciones al diseño de tarjetas (¡Jo, qué revuelo a cuenta de las tarjetas!) Me cuesta tanto decidirme, que me parece que imprimiré todos los diseños, y las iré repartiendo según vayan saliendo.

Aquí tenéis:

No cabe duda de que tiene un toque épico ¿verdad?


¿Y qué me decís de ésta? ¡Esto sí que es construir un yelmo!

(Sigo manteniendo el anonimato de los autores; pero que no duden en identificarse ellos mismos en los comentarios si les apetece)

Y ahora sí: