Cosillas de aquí y de allá.
En verano se ponen muy de moda los productos light, sobre todo cuando la gente se aligera un poco de ropa y se da cuenta de que eso que abulta alrededor de la cintura no era precisamente un pliegue del abrigo.
Así que, siguiendo esa tendencia, en El Blindado Personal también estamos en temporada de productos light. En este caso, una entrada de picoteo surtida, tipo menú degustación; sin apenas grasas ni demás contenidos interesantes.
Habíamos dedicado la entrada anterior a la fabricación de un soporte de armadura, más que nada por aquello de que ya no sabía que hacer con dos cotas. Si la vieja cota de alambre galvanizado va al nuevo soporte, la nueva cota irá al antiguo soporte ¿no?
- ¡Ejem, ejem!
- Vaya... creo que nunca me conseguiré librar del tipo éste que habla en azul. ¿Qué pasa ahora?
- La cota es de hierraco, ¿no?
- Sí ¿y qué?
- Pues que tendrá con conservarla engrasada para que no se oxide ¿no?
- Uhmm... sí, claro.
- ¿Y va a apoyar eso en una pared de color claro? Alguien que yo me sé se va a enfadar...
- No preocuparse, que todo está bajo control.
- Ya. Y... ¿cómo, exactamente?
- ¡Pues cómo va a ser! ¡Con un poco de ayuda de los amigos, claro!
Ni corto ni perezoso, me fui a la tienda y compré un poco de loneta roja. Y acto seguido, le eché morro y le encargué a Arant, experto costurero, la confección de una cortina. Un listón de madera rescatado del contenedor, un poco de barniz, un trozo de cadena de bronce para colgar lámparas, y ¡problema resuelto!
¿He dicho malla remachada? A propósito de malla remachada, he estado rehaciendo alguna herramienta y perfeccionando alguna técnica.
Aprovechando que se había roto la punta de la punzonadora, decidí aprovechar y fabricarle de nuevo la matriz.
- ¿?
(No pongas esa cara. La matriz es la pieza en la que encaja la punta de la punzonadora, la parte "hembra")
En su momento, había eliminado el grabado de la cabeza de tornillo que empleé como matriz con un disco de lija y herramientas mecánicas. Pues resulta que es pasarse de bruto, lo que se dice matar moscas con láser. La superficie del tornillo quedó un poco inclinada. No mucho, pero lo suficiente para que las anillas tendieran a echarse a perder al perforarlas. Y, como consecuencia, el doloroso estropiciado de un montón de anillas.
Hay que conseguir que la superficie quede tan perpendicular al punzón como sea posible. Así que mucho mejor una lima de grano fino, un pulido con papel de lija al agua, y que así quede bien recta. Y el resto ya lo sabéis: se normaliza, se taladra con cuidado, lubricando cada poco la broca, y se vuelve a templar la matriz. Tuercas, fijatornillos ¡y volvemos a tener punzonadora!
La mejora se nota, os lo aseguro. Y es que hacen falta herramientas de calidad para obtener resultados de calidad. O algo así.
Y para terminar con la malla remachada, me he dado cuenta de que, en un empanamiento sin igual, en su momento expliqué cómo cortar las anillas justo al revés. Para conseguir una cabeza de serpiente decente hace falta cortar las anillas en un ángulo tan perpendicular al eje logitudinal del muelle como sea posible; no al revés como yo decía.
Osea, así no:Así sí:
De esta forma es como el pico queda centrado en la anilla, y no en un lateral.
¿He dicho lateral? Es curioso, porque casualmente, en Costumbres Medievales, están sustituyendo las tiendas apertura lateral por tiendas de apertura frontal.
¿Que cómo lo sé? ¡Hombre, pues porque me acaba de llegar una a casa, claro!
- ¡Vaya! Un bulto enorme ¿no?
- Está todo cuidadosamente calculado. Tiene el largo justo para caber de lado en un coche. Estoy seguro. Bueno, bastante seguro. Creo. O quiero creerlo al menos. Vamos, que algo habrá que hacer, pero que seguro que cabe. Espero.
Aunque, eso sí, ligera, ligera, lo que se dice ligera... a lo mejor no es muy ligera, no.
Una vez abierto el paquete, descubres una lona perfectamente doblada, unos palos impecablemente colocados, unas picas magníficamente encajadas...
Así que uno, conocedor de sus limitaciones, opta por la única alternativa viable: volver a cerrar todo el paquete; más que nada porque tengo claro que jamás, JAMÁS, podré volver a plegar esta tienda en tan escaso volumen. Así que pienso disfrutar del pulcro empaquetado, al menos en la ida a Peracense. A la vuelta... todo se andará.
¿Alguien conoce una empresa de transportes económica con ruta de recogida por Peracense?