domingo, septiembre 22, 2013

De cascos pasados y presentes, de sitios donde trabajar, y demás trueques.


- Oshe, Arsil, ¿te han gusta'o lah ehpadah de ma'era que te hise? Han queda'o de cohoneh, ¿éh o no éh?
-  Hozú, quisho, en verdá que zí... digooo... Ya te digo, Redo, molan un montón. A ver si te termino de una puñetera vez el casco que te iba a hacer a cambio, que entre unas cosas y otras me lío y no me pongo.

No sé qué es peor, no ser capaz de entender lo que dicen los andaluces con mucho acento... o que ese acento se me pegue a la media hora de estar hablando con alguno. Me pasa lo mismo con gallegos y maños, a pesar de ser de Madrid. ¡Si egh queee!

El caso es que lo de ahí arriba es una reconstrucción dramatizada bastante plausible de la conversación que tuvimos en Teruel, allá por febrero, mi amigo Redo y yo.

Y es que yo admiro mucho a Redo de Jeré, desde que, cuando yo empezaba en este mundillo allá por 2006 o así, él publicaba en el foro de la AEEA una forma de cuidar la madera que me llevó a que mi terraza siga pringosa de aceite de linaza hasta el día de hoy.

Uno no puede menos que descubrirse ante alguien capaz de conseguir que se engorrine para siempre tu terraza desde más de 600km de distancia, así que no dudé en poner, aquí a la derecha, el que sería uno de los primeros enlaces fijos de mi blog: ¿Una espada de madera? Redo, de Jeré, es tu hombre.

 Mucho tuvo que llover desde entonces, y casi todo sobre mi tienda medieval, hasta que Redo y yo empezamos a hablar directamente por esto de los internetes; y hace ya casi un año, acordamos que él me hacía unas espadas de madera, y yo a cambio le preparaba un casco.

Como siempre, me meto en retos que me vienen grandes. Porque Redo se curró mis espadas y me las entregó en mano muy poquito después, en Las Bodas de Isabel de Segura, 2013


Como ya dije en su momento, estas espadas no son juguetes, sino unas magníficas reproducciones de lo que se empleaba para entrenar en el medievo. Una gozada, vamos.

Y yo sin nada que darle a cambio.

Bueno...

Retrocedamos en el tiempo, y recordemos lo que pasó...

No, idiota, no me importa lo que comiste ayer.

Me refiero, nada más y nada menos que ¡al legendario Peracense 2009!

Porque en aquella ocasión, no todo fue agua sobre nuestras cabezas, sino que Harald, Kombo y yo nos pusimos como locos a preparar un par de spangenhelms, a base de cincel, martillo, y tocón de encina. Y aunque uno de ellos acabó terminado, y con un destino un tanto extraño, el otro quedó en mi poder. Bueno, para ser exactos, unos cuantos hierracos retorcidos quedaron desparramados por el suelo de la habitación a la que llamo "taller", haciéndome tropezar y clavármelos cada vez que intentaba coger algo de la estantería del fondo.


Así que decidí reaprovechar esos pedazos, y quitármelos del medio de una puñetera vez. Que no estoy seguro de si eso revaloriza al yelmo, dado su origen épico y ultra-artesanal, o si sólo lo convierte en vulgar basura reciclada.

El caso es que, después de un curioso intercambio de medidas de perímetro craneal, en el que hubo expresiones como "No jodas, eso no le cabe ni a una Barby, vuelve a medirte la cabeza" y más adelante se llegó a emplear la palabra "Cabezabuque", al final vimos que se podía reciclar aquello.

Y no, mejor no vuelvo a contar cómo se hace un spangenhelm. Es un tema recurrente en este blog, si miras por ahí a la derecha en el listado de etiquetas, encontrarás como cinco o seis en las que se cuenta cómo hacerlos. Así que ¡encuentra las diferencias!


Diferencia #1: el taladrado para el forro.


Hasta ahora, todos mis spangenhelm han llevado el forro interior remachado. Sin duda, así no se menea, pero ¿qué pasa si el cuero se estropea y hay que cambiarlo? Pues que tienes que quitar los remaches que lo sujetan, y luego volver a ponerlos: un lío de mucho preocupar. Esta vez, lo vamos a coser.


Diferencia #2: el lijado

¡Ah, el lijado! ¡Cuántas horas con un accesorio para el taladro, dale que te pego con discos cada vez más finos!

Pues he encontrado un accesorio que te simplifica la vida sobremanera. Todos conocéis los discos de lija de láminas para la radial ¿verdad?



Estos discos son realmente fabulosos para hacer la parte más dura del lijado, pero es difícilísimo encontrarlos de un grano más fino que un 80, y creo que ni siquiera se fabrican con grano más fino que un 120. Lástima, porque son rapidísimos y muy eficientes.

Y entonces encontré esto:

 


Adaptadores de discos de velcro para la radial. La herramienta ninja kamikaze definitiva. Pulido hasta el 240 sin esfuerzo, incluso desgasta menos los discos que las mucho más bajas revoluciones del taladro.



Pensé que había dado con la panacea, y en cierta medida, lo hice. Pero todo tiene un precio.

Cuando un disco se enganchó en el borde de la pieza y lo vi salir disparado hacia la pared de enfrente, rebotar, pasar rozándome la cara, y acabar contra la pared de detrás, me di cuenta de que los pantalones cortos y la camiseta de tirantes no eran buena idea. Esto hay que manejarlo bien protegido, y asegurarse de que no hay nada con venas u órganos importantes, o en lo que no quieras tener cicatrices, cerca de sus posibles trayectorias de despegue. En serio.

Eso sí: en unos pocos minutos (si sobrevives) habrás lijado un montón de hierro, y sólo te quedará darle una pulida con una rueda de sisal.




Diferencia #3: la pintura

No me apetecía hacer otro spangenhelm idéntico a los que ya he hecho tantas veces, así que ¿por qué no darle un toque de probablementehistóricoaunquetodoseadiscutible color?

Redo anda metido en la recreación de la orden de Calatrava, así que el color estaba claro: blanco. Y sí, tal vez debiera haberlo aplicado a pincel, pero es que me gusta el acabado tipo esmalte que deja la pintura en aerosol.


Sólo pinté los paneles triangulares, dejando las tiras en hierro visto. El resultado mola, aunque hay que tener cuidado de no llevarte la pintura por delante según vas remachando.


Por supuesto, una vez montado pinté el interior con pintura antióxido negra. Hay que desengrasar bien la pieza con alcohol antes de pintarla. O con algo que tengas a mano y que tenga alcohol. Y yo no tenía ni alcohol industrial, ni ginebra (que es lo más parecido) así que... (no cachondearse, que eso es lo que yo uso de after-shave ¿vale?)





Diferencia #4: el forro

Cuando hace cosa de siete años me puse a hacer mi primer spangenhelm, estuve buscando imágenes por internet, y hubo una que no sé si era esta misma, o que se parecía mucho, y que siempre me resultó interesante:


Un forro cosido desde fuera, de tal forma que el cuero protegiera también de los bordes vivos del metal. Interesante. Y, por cierto, si lo coses dado la vuelta del todo, ni siquiera tienes que dejar la costura a la vista. Esto promete.

Lo suyo es hacerlo de una sola pieza, pero en fin, yo no tenía tanto cuero, así que tuve que hacerlo de dos.


y coses el cuero, por el exterior del casco, con el lado flor pegado al metal. Yo usé un hilo de esparto que sin duda es brutalmente histórico, y que sin duda será segado por el hierro en un par de días de uso, eso si aguanta mucho. Pero es lo que había en el chino de guardia, qué le vamos a hacer, no tenían bramante un poco más sólido. En fin, Redo no es un cliente cualquiera, es un tipo mañoso que puede volver a coser el cuero sin pestañear.


Le haces unos cuantos agujeros en el otro borde para poder pasarle una tira de cuero que permita ajustarlo, y le das la vuelta al forro, con la ayuda de un trapo húmedo para que quede bien marcada la vuelta. ¡Y listo!




Diferencia #5: el aparato de electroshock

...imprescindible incorporarlo dentro del casco, y que a Redo se le quede esta cara al ponérselo.




Diferencia #6: el entorno

El lector avisado se habrá dado cuenta de que muchas de las fotos de esta entrada tienen un fondo un tanto más agreste de lo habitual para este blog. Y eso es porque G. y yo nos hemos hecho con una casita en un pueblo a la que he trasladado la parte más ruidosa de mi taller. Sí, eso explica (en parte) el abandono del blog de los últimos meses. Porque hay muebles de Ikea que montar, paredes que pintar, barbacoas con los amigos que hacer. Y no necesariamente en ese orden. O sí. No sé, todo esto es muy confuso.



5 comentarios:

Ismael dijo...

Hacia tiempo que no pasaba por aquí XD

para lo de el problema que el hierro corta el hilo creo que lo definitivo es coser de manera que el cuero abrace por ambos lados el borde del yelmo, o como en tu caso poner otra tira de cuero por dentro, que los agujeros en el cuero sean muy pequeños tanto que el hilo pase apretado(pasrlo con aguja prácticamente) mientras que en los del hierro pase con holgura, de este modo hilo y hierro jamás se tocan.

Un saludo y buen trabajo como siempre.

Axil dijo...

Oye, pues es una buena idea.

marianomlanzi@gmail.com dijo...

Muy buen trabajo, Axil. Me haría buen contraste con los spangenhelm pavonados que tengo. Cuando comience mi temporada de hierros me parece que te copiaré el diseño. ¡Saludos!

Axil dijo...

Un honor, amigo Mariano.

Dark the then VampyrWülf now slightly ponified dijo...

Mola un montón el spangen, y felicidades por la casa nueva c: