El greathelm (1): ¡Pero qué pedazo de casco!
En mi afán por terminar de pulirme la chapa de 1,6mm que aún me quedaba, y con la sana intención de hacer un casco que tape mi cara para que Duka no se ría de mi escasa fotogenia, me he decidido por fabricar un greathelm.
¿Y qué demonios es un greathelm, se preguntará el profano, y por qué no lo pone en castellano, oiga?
Pues un greathelm es un casco cerrado, sin partes móviles, usado a partir del SXIII, y hasta finales del SXIV o incluso principios del SXV. Se supone que deriva de yelmos con máscara incluída que fueron empleados ya en el SXII, en esos afanes por rescatar las tierras santas de manos del infiel, y, ya puestos, saquear un poquitín y conseguir tierras para los nobles europeos, que ya estaban un tanto apretujados por aquí.
Recientemente, he visto una cierta discusión sobre la correcta traducción de greathelm: que si "casco de cubo", que si "yelmo de calva rasa"...
A ver, lo de casco de cubo tiene cierto sentido, porque estoy viendo ahora mismo lo que llevo hecho, y, si le pones un asa, sólo te hace falta una vaca y un taburete para que sea un auténtico cubo de ordeñar. Sólo hay que tapar los agujeros de los ojos y los respiraderos.
Pero claro, eso no queda muy épico.
Lo de "calva rasa" tiene sentido, aunque con matices: también sería de aplicación a otros yelmos del SXII que eran algo así como cacerolas puestas encima del almófar; y, sin embargo, dejaría fuera a muchos greathelm ingleses del SXIV, que tenían una considerable cresta superior.
El greathelm en cuestión se llevaba encima de una cofia de armar y un almófar (como en el enlace que he puesto antes del libro de salmos de Westminster SXIII), e incluso con capas adicionales de acolchado o hasta con otro pequeño capacete debajo (algo que no he llegado a ver en fuentes históricas, pero que se menciona en todas partes) cuando se empleaba básicamente como yelmo de justas a finales del SXIV.
Sobre la forma básica de acolchar el greathelm, debo agradecer a León que fuera tan amable de publicar estas fotos en su blog, donde entendí cual era la idea de esa especie de "junta tórica" que había oido mencionar en alguna ocasión. Por el momento, a la hora de tomar medidas, yo lo estoy supliendo con una vieja camiseta enrollada.
Como podéis ver, hay mucho material debajo del greathelm: un cabezón de calibre extra plus (en mi caso, al menos) una cofia acolchada, un almófar, una capa adicional de acolchado... uno empieza a tomar medidas, y hace un primer patron de cartulina. E, inmediatamente, descubre por qué esto recibía el nombre de greathelm.
¡Pero qué cosa tan inmensa! ¡Esto en chapa va a ser gigantesco! Oye, oye, que sólo me debe quedar como un metro cuadrado de chapa de 1,6mm ¿voy a tener suficiente?
Así que greathelm... pues claro que greathelm. Ya te digo que greathelm. Ahora puedo dar la traducción correcta: peazocasco.
Para hacer el peazocasco, empecé con el patrón que hay en la página 32 del libro "Basic armouring", por supuesto, adaptado a las medidas de mi cabezón. Un error, no lo hagáis. La parte de abajo de ese patrón está pensada para un yelmo tipo SXIII que se estrecha considerablemente en el cuello. Y eso, con todas las capas que quieres llevar debajo, no entra.
Por cierto, esto último lo descubrí, no en la cartulina (que es flexible, engañosa y sibilina) sino después de haber cortado y formado la primera pieza del frontal. Sí, lo sé. Siempre me pasa lo mismo.
Al final, lo suyo fue emplear un patrón tipo el que aparece aquí, con las piezas de abajo rectas. De todas formas, el ajuste de todas estas piezas es complejo, así que puede ser una buena idea ir haciendo las piezas una a una, ir montándolas con un par de tornillos y, sobre lo que llevemos hecho, ir tomando las medidas, hacer un patrón en cartulina de la nueva pieza, comprobar el ajuste, y sólo entonces cortar la chapa. Y, por supuesto, las medidas se toman con todo el relleno puesto, que luego las cosas no entran.
Para las piezas de la parte de arriba, lo mejor es empezar con la cartulina, más bien sobradita, e ir reduciendo hasta que queda ajustado a todos tus forros. Una vez hecho eso, el frontal se hace con tres medidas: la longitud, medida sobre la curva de la parte superior; la distancia del entrecejo a donde quieras que llegue el pico del casco; y la distancia desde el gorro hasta donde quieres que te quede sobre los hombros. Cuidadín: si te pasas, no podrás mover la cabeza, porque el casco acabará apoyado encima tuyo.
La calva, y el rectángulo que formará la parte inferior trasera, yo los dejaría para el final, midiendo sobre el resto del yelmo ya formado. Por cierto, si vas a querer abombar un poco la calva para que no quede tan, tan plana... entonces dale un poco más de holgura en los bordes al patrón, que el perímetro disminuirá un poco al hundir la chapa. En mi caso, añadí 5mm de radio a todo el perímetro, y creo que ha ido bastante bien.
La verdad es que el greathelm es una de las cosas más simples que se pueden hacer en esto del armadureo. Por eso, yo he decidido complicarme la vida de mala manera, y hacer los bordes inferiores vueltos.
Sí, vueltos. Como el dobladillo de unos pantalones. El maestro Willian "happy hammering" Hurt lo explica divinamente aquí. Claro que, en nuestro caso, la vuelta a a ir por la parte de dentro del yelmo, y va a ser bastante grande, con un alambre por dentro. Para este tipo de vuelta, se va a usar como centímetro y medio de chapa, así que eso es lo que añadiremos a la parte inferior de nuestro patrón.
La idea de esta vuelta es dar rigidez al conjunto (y válgame Dios que si se la da) y evitar el molesto efecto de cortarte con los afilados bordes del casco, que, ya se sabe, si se llenan de sangre, se acaban oxidando.
Y sí, con un par. Mi primer borde vuelto, y lo hago por la parte de dentro de una curva y con chapa de 1,6mm. Si es que el armero incipiente no conoce desafío demasiado grande ni martillo demasiado pesado. Que, por cierto, me he hecho con una maza de cabeza de nylon de un kilo de peso, que es el mejor invento desde la gaseosa.
En la próxima entrada, hablaremos del, curiosamente, bastante sencillo proceso de dar forma al greathelm. Supongo.
Y, por cierto: ¡Hoy es Maderuelo, y no estoy allí! ¡Aaaaargh!