El lector se preguntará: ¿De qué hacha está hablando este hombre? ¿Cómo que Harald le ha hecho un hacha? Y, lo más importante de todo ¿quién puede ser tan idiota como para hacer una aliteración sobre una consonante muda?
Vayamos por partes.
1.- Qué es un hacha, y cómo se utiliza
Un
hacha consiste en una cosa dura y afilada sujeta al extremo de un palo.
Suelen utilizarla unos
tipos espectacularmente feos, y su uso es muy sencillo: se agarra por el palo,
se levanta, y se golpea con la cosa afilada a algo o a
alguien que no te caiga bien.
Si todo sale bien, el objeto golpeado se transformará en dos objetos.
Si todo sale mal, y el hacha estaba en malas condiciones, golpearás con un palo, y la cabeza del hacha describirá una parábola de destino incierto.
2.- Cómo he acabado poseyendo un hachaHace ya un tiempo (¿un par de meses?) estábamos Harald y yo hablando de algunas cosas, y el tío, inocentemente, me dejó caer, como quien no quiere la cosa:
- Pues voy a hacer unas cuantas hachas.Hábil estrategia de marketing donde las hubiere. Ríase usted de las grandes compañías de
publicidad, eso es conquistar un mercado y lo demás son tonterías. ¡Qué labia tiene este chico para vender cosas!
Evidentemente, le encargué ipso facto la fabricación de un hacha para mi personal uso y disfrute. Apenas cinco minutos más tarde ya habíamos comparado diferentes modelos de hacha que podíamos encontrar por internet, decidiéndonos por algo similar a
esto.
No entraré en detalles del proceso de fabricación (eso se lo dejo a
su hacedor) aunque señalaré que está fabricada en tres piezas soldadas entre ellas: el ojo y el cuerpo, forjados ambos en hierro, y el filo, fabricado en acero.

A fin de lucirla en eventos de recreación sin demasiado riesgo, el filo es de 3mm de espesor.
Lo cual no quita para que Harald me enviara una foto, desgraciadamente muy borrosa, del hacha clavada en un tocón, a pesar de no tener filo. En la foto se aprecia cómo la baña un halo divino, está claro que al final va a resultar ser la Excalibur de las hachas.

El acabado es excepcional, como a tan buen artesano corresponde: doblemente pavonada en forja, y con el filo lijado para mostrar el brillo del acero. El mango, industrial, tiene casi un metro de largo, y la hoja está insertada desde la base hacia arriba, para evitar cualquier tentación de fuga por su parte.
El acuerdo fue beneficioso para ambas partes: yo pagué menos de lo que pensaba pagar, y Harald cobró más de lo que pensaba cobrar. Si, eso que algunos llaman negociación ganar-ganar. Para terminar de redondearlo, Correos demostró una asombrosa solvencia con el envío, y apenas un par de días después de que saliera de origen, ya la tenía en casa.

Ni que decir tiene, tras desempaquetar esta maravilla, no pude menos que exclamar: ¡Afe que me plaz, d'alma e de coraçón!
3.- Mejorando lo presenteYa sólo falta hacerle alguna cosita al mango, para que tenga más aspecto de desmembrar enemigos que de talar árboles. Como, por ejemplo, forrar la base en cuero.
Para ello, tomé como referencia el
a-co-jo-nan-te tutorial del maestro Leonardo Daneluz sobre fabricación de espadas. La única parte de todo su trabajo que está más o menos a mi alcance es la de poner el cuero en el puño, así que la fusilé a placer.
Varias veces.
Las primeras veces no salió bien, no porque la técnica fuera mala, sino porque yo la apliqué mal. Como casi siempre me suele pasar ¡oh destino adverso y torpeza supina!
Para que no quede demasiado soso, vamos a empezar por darle un poco de relieve al mango. Para ello, medimos y marcamos las zonas donde queremos trabajar, para lo cual la cinta de carrocero nos va a proporcionar una guía estupenda.

Las líneas marcadas van a ir rebajadas con una lima redonda. Como la lima redonda tiende a resbalar e ir a su bola, comenzamos preparando una guía con una lima triangular.

Y con la lima redonda, terminamos el acanalado a la profundidad que nos parezca.

Terminamos con un poco de papel de lija, redondeando el acabado para que esté liso y de formas suaves. Es buena idea sujetar el papel con una lima.

Si, ya sé que todas las herramientas que he puesto son para metal, no para madera. ¿Y? Es lo que tenía a mano, y punto.
Al final, debería quedar un efecto más o menos torneado. ¡Pero
sin pasarte! ¡Al fin y al cabo, es un hacha!

Ya podemos ponernos con el cuero. Medimos y cortamos
generosamente el cuero necesario (yo usé una vaquetilla de cosa de 2mm)
Aquí podéis ver cómo en un lado (y sólo en uno, importante) ya están hechos los taladros para coser el cuero más tarde.

Procedimiento estándar: ponemos el cuero a remojo hasta que deje de hacer burbujitas. Ojo, esto hará que encoja.
Así arruiné la primera pieza que corté. Encogío, y luego no llegaba bien de largo.
Colocamos la pieza mojada en su posición, y apretamos bien con las manos, para que quede lo más ceñida posible.
La quitamos.
Verás que la pieza ha quedado marcada con los relieves de la madera y, muy importante, con la línea en que se solapaba sobre sí misma.
¡No cortes por esta línea! Marca una recta 5 ó 6 milímetros hacia el exterior de esa línea, y corta por allí.
Así me cargué la segunda pieza de cuero, corté demasiado, y hubo un sitio en que no cerraba del todo al final.

Vuelve a colocar el cuero en su sitio, bien apretadito. Ahora coge un cordón del grosor y relieve que más te guste, y empieza a envolver el cuero bien fuerte, sin dejar huecos.
¿Cómo de fuerte? El maestro Daneluz tiene un truco para saber si lo has apretado bastante: si no tienes ampollas en los dedos, es que no está lo bastante fuerte. (Yo las tuve)

Sigues así hasta completar el largo del cuero. ¿Cuánto cordón hace falta? Yo fui sobrado, y en la mercería de la esquina compré 10 metros de cordón, a la voz de "más vale que sobre".
Al día siguiente, bajé y compré 10 metros más, esta vez sin la sonrisita de suficiencia.

Una vez has envuelto bien todo el cuero, quitas el cordón que acabas de poner.
No, que no te estoy vacilando. Tienes que quitar el cordón.
Ahora el cuero si que ha quedado apretado, y ahora si que puedes fiarte de la marca del solape del cuero consigo mismo. Corta por allí.
Y, sin quitar el cuero de la madera, lezna en mano puedes taladrar los agujeros de la costura, bien enfrentados a los que habías hecho previamente.
Ahora quita el cuero de la madera (que si, que es en serio, que quites el cuero) y encola bien toda su parte central, dejando libres los bordes en los que vas a coser.

Volvemos a colocar el cuero en su sitio, y, usando hilo encerado, dos agujas curvas, y nuestra vieja amiga la
costura en X, vamos cosiendo los dos lados del cuero.
No olvidarse de ir encolando el mango en la zona en la que vamos cerrando la costura.

Una ver terminemos con la costura, podemos cortar elcuero que sobra, o tachonarlo a la base para evitar que la madera se vaya astillando cuando apoyemos el hacha en el suelo.

Y volvemos a enrrollarlo todo con el cordón. No, no es una broma; hay que hacerlo otra vez.

Lo dejamos secar 24 horas con el cordón puesto, quitamos de nuevo el cordón, y listo.

El maltrato que le hemos dado al cuero es importante, así que una buena idea es darle algún producto que lo proteja, como cera de abeja o lanolina (vulgo Nivea) Yo utilizo la tradicional grasa de caballo (mejor dicho, su sucedáneo sintético, que además no apesta como el producto original)

¡Y listo!

Si, pensé en envejecer el resto de la madera, pero luego me dije: ¡Qué demonios! En el primer evento al que la lleve ya quedará negro de puro sobeteo con manos sucias.